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lunes, marzo 10, 2025

Kilmara da un salto enorme con «Journey to the sun»

KILMARA – JOURNEY TO THE SUN (ROAR RECORDS) – 2025

Los catalanes Kilmara acaban de dar un golpe sobre la mesa, ¡aquí estamos!, una llamada de atención importante a la escena, editando un LP que los colocará entre lo más granado del panorama europeo en este recién comenzado año 2025.

La llegada de Carles Salse (Soundscapes) a la banda ha significado el salto definitivo que necesitaban, ese punch de calidad y talento que sin duda los ha colocado en otra liga, un crecimiento exponencial en todos los sentidos.

Hasta ahora Kilmara era una banda correcta, con buenos lanzamientos a sus espaldas, como por ejemplo Across the Realm of Time del año 2018, pero que les faltaba ese extra de brillantez para diferenciarse del resto de congéneres de la escena, algo que sin duda han conseguido con el aterrizaje de Carles.

«Journey to the sun»

Journey to the Sun es sin duda su mejor trabajo, un álbum a años luz de cualquiera de sus LPs previos, un disco que no tiene absolutamente nada que envidiar a ningún otro lanzamiento de Power Metal europeo en la actualidad. Journey to the Sun es un disco sencillamente impecable desde cualquier punto de vista, con una producción sonora excelente, con algunas partes grabadas en Eslovaquia en los estudios de Roland Grapow, pero principalmente dirigido técnicamente desde los Sureau Estudios de Matadepera, Barcelona, propiedad de Carlos Salse, con el propio Carles trabajando como productor y arreglista, con un resultado sencillamente alucinante.

Power metal técnico de perfil europeo

El álbum se mueve principalmente por los terrenos del Power Metal melódico, si bien es cierto que matizado y acicalado con influencias que van desde el Hard Rock clásico hasta llegar al Metal Progresivo, por lo que el equilibrio final se vuelve especialmente atractivo.

Si tuviera que ponerle alguna definición concreta yo hablaría de Power Metal técnico de claros perfiles europeos, muy en la línea de lo que facturaban, a finales de los 90’/comienzos del nuevo milenio, bandas como Nocturnal Rites, de hecho un disco como Afterlife se vuelve toda una referencia, ojo a un tema como «Liberticide», Masterplan, queda claro en todo el tratamiento de las guitarras, con esos guiños perennes a todo el movimiento Prog, mis insignes Labÿrinth, el riff principal y la primera estrofa del tema «Chances» te trasladan directamente al año 1998, álbum Return to Heaven Denied, los olvidados Lost Horizon o, una banda algo menos conocida, los finlandeses Twilightning, con aquel alucinante debut del año 2003, Delirium Veil.

Instrumentalmente hablando estamos ante un álbum ciclópeo, con las guitarras sonando en primer plano, con una fuerza huracanada, muy densas, pero a la vez hipercristalinas y ultra técnicas, tanto en riffs como, sobre todo, en solistas, con un Carles Salse celestial, lo mismo que toda la base rítmica, con una batería con pegada, pero a la vez implacable en su colocación técnica, sin olvidarnos, claro está, de uno de los puntos álgidos del plástico, todo el trabajo de teclados y sintetizadores, una absoluta barbaridad, el elemento diferencial, en cuanto a calidad se refiere, de toda su propuesta, cómo no, diseñados y grabados por el propio Carles.

Repertorio equilibrado de Kilmara

En cuanto a las canciones, ni una sola objeción en toda su duración, con un equilibrio brutal en todo el repertorio, desde canciones más directas, diseñadas desde el prisma del Power Metal melódico, con nombres propios como el propio tema título o la misma «Power Of The Mind», pura efervescencia, con una línea melódica ejemplar y con un punch melódico que te noquea, hasta llegar a temas más densos, más abiertos en cuanto a sonoridades, impregnados a toneladas de Hard/AOR clásico en sus líneas melódicas, sin perder ni un ápice de fuerza, además de tremendamente exigentes desde el punto de vista instrumental, con nombres rotundos como «Chances», segundo single, brillantísimo, con un riff que es, como decía, paradigma del Power Metal de los 90′, pero con un desarrollo y con una elegancia melódica que aturden, explotando en un estribillo colosal, «An Even Whole», probablemente mi favorito, con el mejor riff del plástico, para mí conectadísimo con todo el estilo Magnus Karlsson, magnético, en una línea plástica muy parecida a la de aquel temazo de nombre «Truth About Our Time» del majestuoso debut de Allen-Lande, otra vez con un estribillo interestelar, o el final de lujo con «Take Me Back», otra joya, pura densidad que se palpa con los dedos, en un perfil más Hard Rock en su desarrollo y con un gusto endiablado, con la participación además del enorme Daniel Heiman, para muchos de nosotros el eterno Ethereal Magnanimus.

Terminando, un álbum llamado a marcar un antes y después dentro de la escena española, un disco pulcro, detallista y milimétricamente exigente, un álbum diseñado concienzudamente para combatir a pecho descubierto con cualquier otro lanzamiento foráneo, una absoluta barbaridad.

PD: Me encanta el trabajo de Dani Ponce a las voces, con muchísimo gusto en todas sus modulaciones y con un timbre tremendamente personal.

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