JARED JAMES NICHOLS – JARED JAMES NICHOLS (2023) – BLACK HILL RECORDS
Trabajo de este mismo año 2023 del guitarrista americano Jared James Nichols, uno de los estandartes del Blues Rock en la actualidad.
Tras una importante operación en el brazo derecho, Nichols consiguió rearmarse regresando a la escena con un nuevo e inspirado trabajo, cómo no, tremendamente influenciado por toda la corriente del Blues Rock americano, de la que sin duda es ya un abanderado.
Mirándole a los ojos, de tú a tú, a gente como el propio Joe Bonamassa, Nichols ha conseguido hacerse un hueco a la escena gracias a un talento natural desbordante, llevado a su extremo cuando se sube a un escenario, todo un huracán de fuerza y saber estar, algo de lo que puedo dar fe en primera persona.
Nichols vuelve a mostrarse impecable tras su Gibson Les Paul, tocada con una finura y con un groove desmesurados, sin púa, todo a dedos, tirando de pulgar para los bajos y las notas pedal, y de fingerpicking para sus líneas solistas, obviamente con la escala menor pentatónica como centro de todas sus intenciones artísticas. Por si fuera poco, Jared vuelve a sorprender tras el micro, cantando con una cadencia para enmarcar, además de con un timbre añejo y roto que enamora.
Todos los temas van directos a la yugular, puro Blues/Hard Rock en forma de trío, una guitarra, un bajo y una batería a base de caja y bombo, nadas más.. y nada menos… Pues con esta guisa, Nichols saca adelante un disco absolutamente imprescindible, un torrente de sensaciones, un torbellino en forma de piel de gallina que consigue erizar hasta el último vello de tu cuerpo.
Todo el sonido es hiper orgánico, sin trucos de artificio, con los instrumentos como si estuviesen grabados a primera toma, como tocando en directo, con una naturalidad pasmosa, lo que sin duda todavía le entrega más fuerza y grosor al resultado final. La Les Paul de Jared suena agónica, avejentada, derramando lágrimas a través de un puñado de licks y recursos técnico/melódicos hiper eficientes, todo ello con ese sonido apagado y muteado que entrega el tocar con dedos.
«Easy Come, Easy Go», es un súper single, con un estribillo que no te puedes quitar de la cabeza, además de un groove que te noquea, lo mismo que «Long Way Home», otro de los obligatorios, otra vez con un estribillo que es pura magia, de nuevo con una dinámica alucinante, «Good Time Girl», otra oda al buen gusto, a la música de raíz, al Hard Rock hecho con bemoles, sin olvidarnos de «Halleluja», con ese tufillo Black Sabbath que enamora, o de la propia «Down The Drain», una apuesta arriesgada, pero vencedora, brindando homenaje a Soundgarden y a Chris Cornell.
Disco tremendamente entretenido, toda una bocada de aire fresco, una bofetada de talento en toda la mejilla… Bravísimo…