IN FLAMES – «FOREGONE» (NUCLEAR BLAST)
Esperadísimo nuevo trabajo de In Flames, cuatro años después de su anterior LP, nuevo álbum con el aliciente de contar con el gran Chris Broderick a las guitarras solistas, un trabajo acompañado de un montón de aires de esperanza, despertando el interés de toda su comunidad de fans más clásicos.
Las expectativas estaban por todo lo alto y en esta ocasión, por lo menos en mi caso, sí han sido colmadas. Los In Flames de la década de los 90′ jamás regresarán, pero atrás parece que han quedado los tiempos de experimentación y de coqueteo exagerado y desacertado con las nuevas tendencias.
Este Foregone es una declaración de intenciones, una especie de regreso moderado, con sus reservas, a los orígenes, manteniendo, eso sí, toda la nueva idiosincrasia musical actual de la banda, pero en cierta manera guiñando un ojo a todas sus raíces artísticas, así lo acreditan cortes como «Foregone Pt.1», «The Great Deceiver» o el inicial «State Of Slow Decay».
Vuelven las instrumentaciones codiciosas, vuelven los arreglos propios de aquella tan añorada Escuela de Gotemburgo, vuelven las guitarras adictivas, el buen gusto compositivo, los riffs tortuosos, dinámicos, regresan las líneas solistas exigentes…
Como decía antes es un guiño perfectamente estudiado hacia su pasado, sin ir más lejos con una intro que vuelve a evocar a sus mejores años, tirando de guitarras acústicas y fraseos que los hicieron archipopulares en viejo continente… pero esto no es Whoracle ni Colony, In Flames dan algo de tregua pero siguen mirando de frente a esas estructuras melódicas más modernas y a esos estribillos más azucarados a base de voces limpias, y como ejemplo temazos, de lo mejor del plástico, logrando ese equilibrio tan ansiado entre clasicismo y modernidad, como «In The Dark», fantástico, «Meet Your Maker», con una dinámica central alucinante, la genial «A Dialogue In B Flat Minor» o la propia «Foregone Pt.2».
Hacía mucho tiempo que esperaba un disco así de los suecos. La espera ha sido larga… Es más que probable que sus congéneres, tan vinculados con su pasado, The Halo Effect, les hayan obligado a ponerse las pilas.
