AVALANCH – «EL DILEMA DE LOS DIOSES» (MALDITO RECORDS)
Nuevo trabajo de Avalanch, probablemente el más especial para el que esto escribe, ya que es el primero que he podido seguir desde es el minuto uno de su gestación, estando muy pegado a su evolución y a su desarrollo, siendo conocedor de todos sus movimientos minuto a minuto. Llevo 26 años unido a la carrera de Alberto Rionda, sensaciones infinitas desde que lo conocí por vez primera en el año 1997 con aquel lejano La llama eterna, mi vida no se entiende sin la música de Alberto Rionda.
Alberto Rionda, un eterno luchador
Alberto Rionda es un eterno luchador, un músico curtido en mil batallas, siempre fiel a sus principios y siempre vencedor en sus contiendas. Su camino artístico no ha sido fácil y El Dilema de los Dioses es la prueba clara y fehaciente que atestigua que su trayectoria no es un camino de rosas. Pocos detalles se han filtrado de los motivos reales del cambio de planes de última hora.
El nuevo disco de Avalanch estaba ya en el horno, con el flamante Alirio Netto como vocalista, cuando de repente todo cambió, una serie de acontecimientos, que algún día verán la luz, impidieron finalmente que todos esos planes iniciales, con intención de editar el disco tanto en castellano como en inglés, acabaran desembocando en el resultado deseado. De la noche a la mañana, Alberto se vio maniatado y sin la posibilidad de editar todo ese nuevo material, sumido en una auténtica encrucijada y con el reto utópico de componer un nuevo trabajo en menos de tres meses, obligado también a un cambio de vocalista, ahí es nada. El resultado El Dilema de los Dioses.
Las cualidades de José Pardial
Jose Pardial, que ya había estado en la cabeza de Alberto para otras aventuras musicales, fue finalmente el elegido como nuevo cantante de la formación, un vocalista que es talento puro, con un rango vocal enorme, con una sensibilidad especial para las partes más melódicas y con la fuerza de un huracán para todas esas partes más agresivas. Su timbre es adictivo, sus agudos son puro fuego, mientras que su técnica es su gran herramienta, destacando, sobre todo, ese giro al falsete que lo hace único.
Pues bien, después de tres meses de incansable trabajo y máxima dedicación, El Dilema de los Dioses ve por fin la luz, escrito al 100% por el propio Alberto Rionda, de nuevo inspirado en toda esa temática místico-espiritual que tanto le gusta trabajar de un tiempo a esta parte, incluso funcionando, temáticamente, como una especie de secuela de El secreto. Alberto, cómo no, se ocupa de todas las guitarras, con excepción de una línea solista que después matizaré, contando, eso sí, con la inestimable ayuda de Manuel Ramil en los procesos de mezcla y masterización en sus Tercera Planta Estudios de Ares, A Coruña.
Un disco intenso, en un inverso melódico enorme
El Dilema de los Dioses sigue conservando toda la esencia musical de su creador, impregnado de inicio a fin de toda la personalidad de su mentor, repleto una vez más de todas esas variaciones tonales y modulaciones armónicas tan propias del asturiano.
En este sentido, a pesar que a primera escucha pueda parecer que es un disco más sencillo, todas esas locuras armónicas siguen estando muy presentes, enmascaradas, como tiene que ser, en medio de un universo melódico enorme.
Estamos ante un disco corto, pero muy intenso, un álbum ultra cristalino desde la melodía, con una propuesta vocal inspiradísima, entendido todo ello desde su habitual afinación en Re y otra vez utilizando la afinación en Drop de la sexta cuerda para desarrollar todos su riffs y todos sus conceptos rítmicos. Igualmente, todos los teclados vuelven a jugar un papel protagonista, con mucho peso en la mezcla y llevándose al disco, en muchos momentos, a los terrenos del Metal Sinfónico.
«Expulsando a mis demonios»
El LP se abre con «Expulsando A Mis Demonios», tema perfecto para abrir. Intro excelente jugando con las fundamentales de Re menor, acompañado de un muy buen trabajo de orquestaciones y un riff poderoso con cuerdas al aire, muy en línea de «El Oráculo».
La estrofa es hiper cristalina, melódica y sosegada, con una melodía preciosa, creciendo y creciendo hasta llegar a un estribillo marca de la casa, con las habituales modulaciones armónicas que le dan ese carácter tan especial. Tema muy épico para comenzar.
«Ceniza»
El siguiente en caer es «Ceniza», uno de mis preferidos. Riff con copyright, muy clásico, jugando con la sexta del acorde, muy equilibrado con los teclados, otra vez muy bombásticos, presentándonos una estrofa de nuevo muy melódica, con el bajo ocupando un papel protagonista, explotando en un estribillo de nuevo vencedor, muy intenso, con mucha fuerza.
Guitarras muy versátiles, muy gruesas, coronadas con un solo de guitarra excelente, en este caso obra de Jorge Salán, a base de seisillos en púa contra púa desafiando al metrónomo, haciendo un guiño además, en la segunda parte del mismo, a unas de las melodías de «Cid».
«Cuatro elementos»
«Cuatro Elementos» es el primer tema que escuché completo allá por Enero de este año, para mí una de las grandes sorpresas del plástico, un corte erigido sobre un riff pétreo y demoledor, muy de la escuela de «El Hijo Pródigo», pero dibujado sobre un tapiz melódico espeluznante, que lo conecta directamente con toda la corriente del Hard Rock melódico más pomposo, con ese aroma Sangre Azul tan codicioso en el estribillo. Pura mantequilla, conceptos melódicos inmensos, magnéticos, referencias al Blues más clásico y con una estructura estrofa/puente/estribillo espeluznante.
«Sonrisa de un ángel»
«Sonrisa de un Ángel» es sin duda uno de mis favoritos, erigido sobre una figura melódica simple, pero imantada, de nuevo con los teclados muy presentes, con Pardial brindándonos una de sus mejores interpretaciones en todo el plástico.
La estrofa es magia, jugando con la figura del contrapunto entre la melodía de la guitarra y la línea de voz, el puente es oro puro y el estribillo es sencillamente una obra de arte. Solo de guitarra muy efectivo, incidiendo en todas las melodías presentadas anteriormente, y con ciertos guiños al flamenco en algunas de las modulaciones vocales del cantante madrileño.
«Sentido»
La balada del LP es «Sentido», además de probablemente el tema más inspirado, una canción de clara escuela «Antojo de un Dios», con una intro de guitarra antológica, dibujando la melodía del estribillo, ejecutada con maestría tirando de los recursos técnicos habituales que utiliza Alberto, como el «staccato», los trinos y el bending con vibrato.
Toda la dinámica de la canción es perfecta, con un tratamiento melódico espeluznante, llegando al éxtasis con un estribillo que es pura luz, «sólo un suspiro contigo y la vida tiene sentido», lo mismo que toda la parte solista, un auténtico escándalo. Pardial, cómo no, no se queda atrás, cantando de diez un tema que le viene como anillo al dedo.
«Confianza ciega»
«Confianza Ciega» tiene halo de hit, un tema muy alegre en su desarrollo, con una melodía magnética, con mucha fuerza en todas las líneas de voz, como si todo fuese un estribillo, con la presencial solista, estelar dicho sea de paso, del gran Isra Ramos en toda la primera parte del tema, con unas cadencias melódicas muy propias de las canciones más directas que juntos escribieron para Alquimia.
Otro solo de guitarra extremadamente melódico, tirando de recursos de expresividad, sin grandes velocidades y jugando con la melodía del estribillo. Algodón de azúcar, pura fantasía en forma de Heavy Metal Melódico, un verdadero imán.
«Horizonte eterno»
«Horizonte Eterno» fue el primer tema que hicieron público, un tema muy directo, con un riff sencillo, pero con gancho, con una estrofa que es un auténtico lujo melódico, con una letra que me encanta y un Jose Pardial magistral. Dinámicas muy intensas, melodías inteligentes, arreglos eficaces y un estribillo otra vez absolutamente vencedor, «Allá donde nace el cielo»… La segunda estrofa me noquea, «quisiste prender el fuego, la llama eterna te guíe, quisiste encontrar la calma y te perdiste en la tormenta…», alucinante Pardial, sencillamente alucinante.
«Tumbas y Reyes»
La parte más oscura del disco es «Tumbas y Reyes», un tema grueso de instrumentación, con ese halo Progresivo que le entrega ese guiño locrio de su armonía, mostrándonos al Pardial más agresivo de todo el plástico, eso sí, de nuevo con una estructura puente/estribillo otra vez muy melódica, curiosamente de lo más épico de todo el álbum.
Compases irregulares, guitarras jugando con las síncopas y los contratiempos, y en mi opinión uno de los mejores solos de toda la obra.
«El dilema de los dioses»
«El Dilema de los Dioses» es probablemente la mejor canción de todo el disco, en mi opinión claramente conectada en cuanto a ideas, recursos melódicos y cadencias con mi adorado «Los Poetas Han Muerto», con unos arreglos de guitarra/teclados muy vinculados con canciones como «Jamás», «Niño» o la propia «Los Poetas Han Muerto».
La estrofa es una delicia, mientras que el puente entra a fuego con esas cadencias de aromas Progresivos, explotando en un estribillo que es una auténtica exageración artística, el espejo de la calidad musical de su creador, para mí el mejor estribillo del CD. Matrícula de honor.
«Más allá de las tinieblas»
Y para cerrar, una sorpresa, una especie de outro acústica de poco más de dos minutos y medio, «Más Allá de las Tinieblas», un caramelo dulce y chicloso, una especie de canción de cuna donde Pardial te abraza fuerte, una despedida en forma de LUZ, un viaje al arco iris, un canto de esperanza, «más allá de las tinieblas, en un suspiro te perdí, desde allá, donde estés, guíame, no me dejes caer…»
Sin duda uno de los discos más melódicos de la banda, lo que ya es mucho decir, un álbum más directo de lo habitual, no tan enrevesado, pero con una calidad artística envidiable y con un tratamiento de la melodía que vuelve a sentar cátedra.