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lunes, marzo 25, 2024

Reseña del disco de Delalma «una banda llamada a marcar una época»

DELALMA – DELALMA (2022) – Maldito Records

Reseña de Jorge Domínguez

He de reconocer que sabía de la existencia de DELALMA meses antes de que surgiese la primera noticia de su nacimiento en los medios de comunicación especializados. Admiro y conozco la carrera de Manu Seoane al dedillo, por lo que cuando descubrí el nuevo proyecto que se traía entre manos, contando además con la presencia del gran Ramón Lage a las voces y la colaboración del genio Manu Ramil en los arreglos, teclados y producción técnica, mis expectativas se dispararon. El propio Manu me mostró de forma anticipada el pelotazo que suponía «Cárcel de Cristal», y todo se confirmó, se avecinaba un gran impacto en la escena, las cartas estaban echadas, sólo faltaba esperar…

Pues bien, meses después de todo aquello, el disco ya es una realidad, «Delalma» ya está en la calle desde el pasado 13 de Enero, un álbum que confirma todos aquellos vientos de esperanza y frescura que se avistaban desde lejos, un proyecto que derrocha personalidad propia por todos sus poros, consiguiendo un equilibrio perfecto entre propuesta artística, idiosincrasia musical y concepto estético. DELALMA es profundidad, DELALMA es inquietud, oscuridad, apesadumbramiento, sinceridad…

Todo está perfectamente interrelacionado, desde un sonido propio y personal, como decía, estrechamente vinculado con todo el Metal melódico europeo, repleto y rebosante de expresividad y sentimientos a flor de piel, hasta un hilo conductor conceptual cuidado y trabajado al extremo, una historia que refleja la parte más seria y agria de nuestra existencia, un personaje solitario, de alma oscura pero profunda, de pensamientos lúgubres y carácter taciturno, abocado a un encierro en un paraje desolador y angustiante… ¿Se puede pedir más?

Seoane vuelve a demostrar que tiene las ideas muy claras, impregnando toda su propuesta de una inspiración demoledora, inteligente, alcanzando una fusión perfecta entre el sonido más actual del Metal internacional, sin complejos, sin mirar desde abajo a nadie, con un cuidado extremo de la melodía, y la parte más sofisticada y enrevesada de la escena, utilizando con astucia compases irregulares y estructuras que juegan con el tempo a su antojo en continuo guiño a la escena Prog.

Las canciones son fantásticas, pero aún respiran mayor grandeza si cabe gracias al trabajo ciclópeo del gran Manuel Ramil, que, además de producir y mezclar el álbum, realiza una labor excelente en las teclas y en los arreglos, arropando toda la armonía y todo el contexto rítmico/melódico con la excelencia de un genio.

¿Y Ramón? Qué decir de Ramón… Pocos vocalistas son capaces de transmitir la sensibilidad, la magia y el dramatismo de la manera en la que lo hace el asturiano. Crecí con su voz y hoy, más de 10 años después de su último trabajo con Avalanch, sigue conquistando almas y corazones con la naturalidad y la frescura del primer día. Su garganta emana sentimiento y su voz es pura luz. Su trabajo vuelve a ser colosal, sacando a relucir su versión más eficaz, interpretando cuando el tema lo demanda y modulando cada melodía con la finura de un artesano gracias a un timbre reconocible a leguas y rebosante de personalidad.

Lázaro, el protagonista

Todo el plástico, como decía al inicio, gira alrededor de un mismo hilo conductor, una historia siniestra, triste a la vez que esperanzadora, un texto que se cimienta en ciertos motivos autobiográficos para desarrollar un relato de tintes fantasmagóricos e ilusorios, ubicado en el estremecedor sanatorio de Cesuras, donde su protagonista, Lázaro, desnuda su alma y sus miedos más primarios, preso por siempre de su locura, condenado a vagar eternamente en un mundo lúgubre e inundado de pensamientos atormentados…

Por cierto, me encanta la utilización que hace Seoane de la figura del mirlo como emblema, utilizando además el recurso de la personificación con muchísima inteligencia, fundiendo en uno todos los sentimientos de Lázaro con los ritos y rutinas de la citada ave… Jugada maestra por parte del guitarrista afincado en Galicia.

Las canciones de Delalma

«Acto de Fe» actúa como pistoletazo de salida poniendo toda la carne en el asador desde el primer minuto. Un piano angustiante juega y reta a un riff de guitarra certero que surge entre la niebla de Cesuras, agresivo, desgarrador, doloroso por momentos… La voz entra en escena para curarlo todo, con una dinámica excelente, puro Heavy Metal, desembocando en un estribillo que te eriza la piel desde la primera escucha, Power Metal con todas las letras, pegadizo, almidonado, elegante… Ramón enamora y toda la banda fluye con una exquisitez indiscutible… «Posarán los mirlos su propio llanto…»

Los teclados vuelven a jugar un papel protagonista en el riff principal de «Renegar de Ti», uno de los grandes escondidos del plástico, un corte marca de la casa, poderoso en toda su estructura rítmica y nuevamente muy fino en las melodías, con un pre-coro excelente y un estribillo repleto de magnetismo, diferente en la construcción de sus melodías, pero acuciante, sin olvidar todo el trabajo de guitarras que lo arropa, con una figura rítmica central muy marcada que se apoya en las notas fundamentales del acorde.

«Mañana Vuelve A Oscurecer» fue el segundo adelanto que presentaron a la opinión pública, el tema más grueso y granítico del álbum, erigido sobre unas guitarras oscuras y tremendamente densas, con Ramón en su faceta más agresiva, pero todo ello compensado y equilibrado con una figura musical central hiper melódica que construye la guitarra, que además sirve de contrapunto a la melodía vocal del estribillo. Sin duda una de las canciones más musculosas que Manu ha escrito en toda su carrera… Mucho bending, mucho vibrato y mucha pentatónica en un solo de guitarra de nuevo hiper agresivo en su interpretación, que encaja como anillo al dedo en todo el contexto de la canción… ¿Se puede ser más claro? ¿Se puede ser más expresivo?… Mañana vuelve a oscurecer…

«Ritual» es sin duda una de las perlas, un tema que a pesar de su accesibilidad melódica concuerda a la perfección con todo el hilo conductor del LP, con ese halo apesadumbrado y melancólico en sus dinámicas, con un concepto húmedo y neblinoso de la melodía, pura magia, puro talento… Innegables influencias In Flames que evidencian los gustos de su autor y, sobre todo, que lo conectan con la parte más exigente de la escena europea, como decía al inicio, sin ningún complejo y, repito, sin mirar a nadie desde abajo.

Otro de mis favoritos es «Y Aún Siento Estar Allí», otro de los a priori escondidos, la típica canción que crece y crece a cada vuelta. Reconozco que ya me había llamado la atención en aquella preescucha del 21 de Diciembre, pero una vez la he podido degustar con calma la he podido disfrutar como su calidad merece. Me encanta el estribillo, me encanta el tratamiento de todas sus guitarras limpias y, sobre todo, me ha dejado boquiabierto toda la parte Progresiva que se inicia tras el primer estribillo, jugando con los compases irregulares y las métricas sofisticadas, sin olvidarnos además de uno de los mejores solos del plástico.

«Pido a Dios», coqueteando con la misma idea melódica que dibujaba el piano inicial de «Acto de Fe», actúa como preámbulo perfecto para presentar «La Última Noche», la balada del disco, un tema lento, desgarrador, con un Ramón impecable en la interpretación, pero que, a la vez, se aleja de los habituales clichés del género en cuanto a canciones sosegadas se refiere. La guitarra dibuja melodías, fraseos hipnóticos y contrastes rítmicos, mientras Ramón canta como un ángel, penando por el desamor en un estribillo doloroso, asfixiándose en la tristeza que provoca la despedida, la última noche juntos…

La explosión absoluta se alcanza con «Luz Ni Tiempo», más de 10 minutos de excelencia, de nuevo balanceándose en un equilibrio perfecto entre la melodía de un estribillo mágico y la astucia de un trabajo rítmico recio, otra vez muy oscuro, pero con una finura asombrosa. La lucha entre el Bien y el Mal, los dilemas morales de Lázaro pugnando por resguardarse en la inocencia que inundaba su juventud, tratando de despojarse de ese lado maligno y pérfido que no le permitirá jamás asirse a la cordura. Todas las guitarras del tema son para enmarcar, dibujando varios de los mejores riffs del plástico, apoyándose en la escala menor, lo que sin duda afianza todo ese aire melodramático que envuelve toda la obra.

«¿Y Ahora Qué?» se construye sobre una estructura de medio tiempo fangoso y nebuloso, un reto al Destino por parte del protagonista, esas preguntas existenciales lanzadas al Universo que nunca obtienen respuesta… «Paso a ser un ente gris, desde hoy termino aquí…» Lázaro mirando al infinito brumoso gallego desde la ventana de su habitación… Teatralidad y esperanza artística que casi se puede tocar con los dedos.

«El Mirlo»

«El Mirlo» me tiene completamente entregado desde la primera vez que lo escuché… Lo comentaba antes, jugada maestra al utilizar la personificación del citado ave como uno de los motivos centrales de la historia, un tema enérgico, imantado, magnético desde la primera escucha. Una canción redonda en sí misma, con una línea melódica sensacional y un estribillo que te pone la piel de gallina.

El solo de guitarra te activa en el primer contacto, mientras que todos sus arreglos, voces infantiles de fondo incluidas, son puro caviar. Metal melódico muy directo, otra vez de perfiles muy europeos y de claro cariz internacional.

Llegando casi al final aparece otra de las joyas, primera carta de presentación del grupo y probablemente el tema más cristalino y delicado de todo el plástico… «Cárcel de Cristal» es una auténtica maravilla musical, el resultado de la excelsa creatividad de un músico genial, un tema sencillamente impecable que se pasea por un camino de rosas y excelencia, desde su excelente riff de guitarra principal, pegajoso al extremo, jugando con intervalos de octava, quinta y séptima, pasando por una dinámica vocal alucinante, con una de las mejores letras de todo el álbum, hasta llegar a un estribillo redondo, titánico… Me tiene loco… «Si dispongo del ayer, jamás volveré a caer…»

A pesar de toda la oscuridad, dureza y aspereza sentimental que emana el disco, la despedida no podía haber sido más esperanzadora… «Quédate» actúa como epílogo, ilusionante y tranquilizador a pesar de la crueldad que fluye desde las entrañas de Lázaro en su partida… Emotiva canción que actúa como inmejorable broche de oro… El último estribillo es magia pura, arropado, ahora sí, por unas guitarras vigorosas e inteligentes… «Y volverás a ver la luz… y volverás a ver el Sol»… Curioso cuanto menos, una historia cargada de drama y oscuridad que se apoya en la esperanza de la luz y del sol para dejar la puerta abierta…

Poco más, uno de los proyectos musicales más esperados de los últimos tiempos, colmando además todas las expectativas de aquellos que amamos esta música. El primer paso en el camino de una banda que está llamada a marcar una época. Una obra sencillamente obligatoria, un ejercicio artístico desmesurado que no debería dejar a nadie indiferente. El trabajo y la dedicación que hay detrás de todo esto son absolutamente indiscutibles. Heavy Metal, Hard Rock, Metal melódico, aromas Progresivos… Lo decía al inicio, ¿Se puede pedir más?

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