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sábado, marzo 23, 2024

«Con Sabaton no hay sorpresas, todas sus cartas están puestas boca arriba. No engañan a nadie»

Reseña del disco «The war to end all wars» de Sabaton a cargo de La Vara de Moisés

Se hace especialmente duro hablar de Guerras en los tiempos que corren… La humanidad ha vuelto a fracasar, los satánicos dirigentes que comandan el Planeta siguen abocándonos al infierno, a la tortura infinita… Ojalá llegue pronto la tan ansiada Luz…

Nuevo trabajo de los suecos Sabaton, recuperando de nuevo La Primera Guerra Mundial, concepto central que ya habían utilizado en su anterior álbum, aquel The Great War del prepandémico año 2019, de hecho la interrupción de su gira y el poco espacio que recibió el álbum a causa de la diabólica enfermedad han sido las causas fundamentales para que los escandinavos vuelvan a centrar sus miradas en La Gran Guerra.

Ya lo comenté en su momento, pero aquel citado The Great War no me había acabado de convencer, demasiado previsible, demasiado a piñón fijo, demasiado repetitivo… pero de sabios es rectificar y, aún manteniendo intacta su esencia, los suecos han sabido reformular en cierta manera su propuesta, entregándonoseste The War to End All Wars que nos devuelve la mejor versión de la banda.

Su Power Metal es implacable, ahí no existe discusión. Podrás encajar más o menos con su propuesta, pero de lo que no cabe duda es que su sonido es inquebrantable, ciclópeo, con un estilo propio y perfectamente definido a lo largo de toda su trayectoria. Con Sabaton no hay sorpresas, todas sus cartas están puestas boca arriba. No engañan a nadie.

El disco se abre con una especie de tema intro, «Sarajevo», una apuesta arriesgada, instrumentando y decorando de la forma más épica posible una narración que trata de resumir el inicio de La Guerra, muy conseguida, con mucho poso melódico en las seis cuerdas, solo de guitarra incluido.

«Stormtroopers» hace ilusión a la especializada tropa de asalto alemana en forma de puro Power Metal, marca de la casa, con un riff hipnótico a base de cuerdas al aire, con un estribillo vencedor y que sin duda recuerda a los Sabaton más clásicos. Interludio coral muy épico y traca final con un solo de guitarra deslumbrante, de lo mejor del plástico, a base de arpegios y sweep picking a cargo del gran Tommy Johansson.

«Dreadnought» es probablemente mi tema favorito, una especie de medio tiempo férreo y rocoso, de ascendencias clásicas, con una base rítmica poderosísima, donde sin duda brilla sobremanera el gran Hannes Van Dahl. La historia se recrea en los míticos acorazados que surcaron los mares bélicos en la primera mitad del siglo XX, coloreando un tema fantástico, con unas cadencias excelentes y otro estribillo mágico, de lo mejor de su carrera, sin olvidar el trabajo de Tommy a las guitarras solistas, descifrando un solo de guitarra apoteósico, sin acelerones, pero con una expresividad desorbitada y con un color melódico alucinante.

«The Unkillable Soldier» es un tributo a la carrera militar de Adrian Carton de Wiart, oficial del ejército británico, pieza fundamental en todas las campañas africanas de principios de siglo y con un papel decisivo en el devenir de La Gran Guerra. El soldado invencible es un tema de ingredientes clásicos en la carrera de la banda, muy dinámico, con las voces y los coros como absolutos protagonistas, con muchísima agilidad en las melodías y sin darle un especial protagonismo al trabajo de guitarras. Pomposidad, azúcar y muchísimo colorido vocal.

«Soldier Of Heaven» fue uno de los primeros singles que presentaron, uno de los temas mejor recibidos por su amplia legión de fans, un corte algo más diferente, con ciertos toques ochenteros en sus bases gracias a unos arreglos de sintetizadores especialmente orgánicos. La canción relata la mítica contienda en los Alpes italianos con las tropas austro-húngaras como protagonistas, como decía, con un aroma muy ochentero en la instrumentación y un concepto melódico algo más arriesgado. Otro de los mejores.

Los Luchadores del Infierno o «Hellfighters» fue un regimiento de infantería estadounidense protagonista en La Gran Guerra, conformado principalmente por soldados afroamericanos. Estos grandes dominadores del cuerpo a cuerpo dan forma y color a otro de los grandes cortes del LP, otro tema muy grueso en su instrumentación, sólido y granítico, con las guitarras más afiladas que de costumbre, con un aroma clásico que me encanta, y nuevamente con un estribillo que es puro fuego.

La grandilocuencia melódica y los estribillos marca de la casa regresan con «Race To The Sea», pura épica, conexión absoluta con su tradición musical. Canción cumplidora, bien desarrollada y nuevamente con un solo de guitarra muy atractivo, otra vez firmado por Tommy, qué casualidad. El tema relata las míticas batallas acaecidas en el Mar del Norte en las costas de Bélgica.

«Lady Of The Dark» es otro de los cañonazos del plástico. Guitarras muy agresivas, con un riff que no conecta demasiado con su tradición musical, pero que es una auténtica maravilla, de hecho hasta que entra la voz de Joakim es difícil darse cuenta que estamos hablando de Sabaton. La dinámica del tema es genial, las figuras de guitarra puro caviar y el estribillo otra vez hiper decisivo. Otro de los mejores cortes del CD dando vida a la serbia Milunka Savić, la mujer más condecorada de la historia bélica.

En el tramo final aparece «The Valley Of The Death», reviviendo La Batalla de Doiran, ofensiva vivida entre tropas británico/francesas y búlgaras, recuperando musicalmente su versión más clásica, más previsible, donde las líneas vocales y las dinámicas melódicas son las absolutas protagonistas, con la explosión final en otro de esos estribillos bombásticos marca de la casa. Muy buen solo de guitarra, a base de tapping y recursos melódicos, en este caso, justo es reconocerlo, a cargo de Chris Rörland.

«Christmas Truce» es otra de las grandes novedades, una especie de balada/medio tiempo muy emotiva, con un control melódico ejemplar y con un conjunto de arreglos especialmente elegantes, ingredientes inmejorables para rememorar aquella celestial Tregua Navideña que provocó el alto el fuego en Diciembre de 1914.

Y para terminar «Versailles», otra vez recuperando la fórmula del inicio, narrando el tan ansiado Tratado de Versalles que firmó La Paz allá por el año 1919, una especie de venda en los ojos que acabó cayendo al suelo 20 años después.

Acabando ya, muy buen trabajo de los suecos, recuperando su mejor versión, grabando uno de sus discos más intensos, con las guitarras mucho más protagonistas que de costumbre, imponiéndose, en este caso, incluso, a los teclados, que ocupan mucho menos espacio del habitual.

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