POWERWOLF «CALL OF THE WILD» – NAPALM RECORDS (2021)- Por La Vara de Moisés
Nuevo trabajo de los alemanes Powerwolf, en mi opinión la banda llamada a liderar toda la escena del Power Metal europeo en los próximos años, una formación situada ya en el éxito, pero que además es la mejor posicionada para tomar el relevo de los grandes mitos de la historia del Heavy Metal.
Puede que su música no sea excesivamente elaborada, puede que su propuesta, para algunos entre los que no me encuentro, se repita más que la sopa de ajo, pero de lo que nadie puede dudar es de que tienen gancho, de que tienen imán, de que una vez que escuchas cualquiera de sus álbumes quedas impregnado de su sonido para el resto de tus días. Todo lo que hacen lo hacen con una perfección inquebrantable. Su sonido, su producción, sus coros, sus arreglos, sus melodías, todo suena perfectamente equilibrado.
Joost Van Den Broek vuelve a encargarse de la producción, de los arreglos, de las orquestaciones y de toda la dirección coral, con todo lo que ello supone. El holandés es un auténtico virtuoso, un músico extraterrestre que vuelve a situar una de sus producciones al máximo nivel internacional. Caviar, puro caviar. En línea con todo ello, Jens Bogren vuelve a mezclar y masterizar el producto, con lo que el resultado final no podía haber sido mejor.
Ahora bien, ¿en qué lugar se sitúa Call of the Wild en relación a la calidad de sus canciones? Pues en mi opinión, claramente por detrás de su anterior y excelente The Sacrament of Sin, es más, y puede que esté equivocado, pero bajo mi gusto estamos ante su trabajo menos grandilocuente en la última década, como decía un peldaño por debajo de álbumes como Blessed & Possessed, Preachers of the Night o Blood of the Saints.
Call of the Wild vuelve a sonar al nivel que se les presupone, pero no brilla a la altura de sus trabajos previos. Las canciones acaban sonando repetitivas, como si ya las hubieses escuchado antes, y aunque hay algunos momentos más álgidos que otros, por ejemplo cortes como «Sermons Of Swords», «Glaubenskraft» o la propia «Dancing With The Dead», en general el álbum no sorprende, todo sonando con eficiencia, con garantías, pero como a piñón fijo, sin ese punto extra de chispa que sí tenían sus trabajos previos.
Aún así, ya le gustaría a muchas bandas sonar con la solidez que lo hacen los alemanes. Como decía, la producción vuelve a ser perfecta, igual que todo el trabajo de teclados, arreglos y orquestaciones, sin olvidarnos de la magia que genera el grandísimo Attila Dorn desde los micros, santo y seña del sonido Powerwolf.
Ojalá este Call of the Wild sirva como acicate para que vuelvan a sorprendernos y desencajarnos con un próximo trabajo.