Gómez Besteiro está tocado. No hundido. Por el momento. Pedro Sánchez le ha echado un cable y lo anima a seguir. Pero una imputación a cuestas es una cruz mediática demasiado pesada para quien dirige un partido en toda Galicia, y más después de que compañeros suyos como Orozco y Manuel Martínez, imputados y no condenados, no pudieran ser los candidatos del PSdeG a los cargos a los que aspiraban. Al margen del recorrido judicial de la imputación, Gómez Besteiro está viviendo su particular calvario político, y tiene un jeroglífico de compleja solución.
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