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domingo, noviembre 3, 2024

El trinche Carlovich, el grande que no quiso serlo

Tomás Felipe Carlovich (Rosario, Provincia de Santa Fé, Argentina; 20 de abril de 1949), es un ex futbolista argentino apodado “El Trinche”. Es considerado como el mejor jugador de la historia del fútbol por numerosas personalidades de este mundo como son Carlos Griguol, César Luis Menotti, José Pekerman o el mismísimo Diego Armando Maradona, entre otros.

Carlovich ingresó en las categorías inferiores de Rosario Central, uno de los grandes de la ciudad rosarina, a finales de los 60. Con el club en el que había debutado Menotti, Tomás Felipe Carlovich llegó a jugar dos partidos en primera. Allí coincidió con jugadores históricos como Mario Killer, Aldo Poy o Carlos Aimar y con técnicos como Miguel Ignomiriello o Carlos Griguol, quienes preferían un fútbol muy físico que era muy distinto al que hacía tan característico al Trinche. El propio Carlovich dice que “es un convencido que al futbolista le tienes que dar la pelota”.

Pero el genio argentino encontró una época muy fea del fútbol en Argentina y quizá su talento brotase en un momento equivocado, ya que en ese momento llegaron los preparadores físicos para hacer su propia revolución.A pesar de todo en Argentina, Carlovich, sigue siendo un nombre, sinónimo de exquisitez futbolística para muchos. Y lo demostraba con su jugada preferida, que era el llamado pasodoble. Aficionados de Central Córdoba recuerdan como le hacía un caño al rival, le esperaba y volvía a tirar el túnel. Según Pekerman, el Trinche tenía predisposición para hacer ese pasodoble con el caño.

Los que vieron jugar al “Trinche”, lo describen como un jugador muy corpulento, un poco lento a la vista pero muy rápido pensando. Lo definen como un hombre de mucha personalidad, de mucha capacidad para jugar al fútbol y de un gran dominio de balón. Su ex compañero, Mario Killer, cuenta que la gente se pregunta por qué nunca jugó en primera y dice que es porque él nunca quiso jugar en primera.

El Trinche parece no haber sido un ejemplo de disciplina. Carlovich fue un hombre al que siempre se le acusó de apego por la vida nocturna, de querencia por la bebida. Dicen aficionados y ex compañeros que quizá le faltase esa profesionalidad que se necesita para mantenerse en un mundo tan competitivo como el del fútbol. Él responde a esto diciendo que siempre fue un hombre solitario y bromea con que lo único que le gustaba eran las mujeres. Se rumorea con que le gustaba más la pesca que jugar al fútbol.

En abril de 1974, la selección argentina viajó a Rosario para enfrentarse a un combinado de la ciudad. Para Argentina era el último encuentro de preparación antes de hacer una gira previa al mundial de ese año. Juan Carlos Montes y Carlos Griguol fueron los encargados de hacer es combinado rosarino y a pesar de todo lo que rodeaba al mito del Trinche decidieron contar con él.
El once inicial estuvo compuesto por cinco jugadores de Newell’s, otros cinco de Rosario Central y sólo uno de la segunda división, el Trinche Carlovich.

La selección de Rosario, con el Trinche como director de orquesta, apabulló a la selección argentina que iba a representar a su nación en la Copa del Mundo de Alemania. El encuentro finalizó con el resultado de 3 a 1 favorable a los rosarinos, en los que formaban Mario Alberto Kempes, Carlos Aimar, Mario Killer o Alfredo Obbertti, entre otros.

Cada vez que el Trinche tocaba la pelota, el asombro general se hacía eco del estadio. Según Obbertti, “tenía la pelota siempre y no la perdía nunca, le salieron todas esa noche”. Carlos Aimar dice que cree “que Carlovich no se daba de cuenta de que estaba jugando ante la selección”. Pero él reitera que “siempre jugaba igual que en el potrero, me daba igual que hubiese 30.000 o 40.000 personas en el estadio.”

Tras ese partido, llegó su mejor etapa como futbolista. Un año después del encuentro, pudo abandonar Argentina. Se habló del Cosmos neoyorquino de Pelé, pero se sospecha que el astro brasileño no quiso otro gallo en el mismo corral. También tuvo la oportunidad de irse a Francia, donde se había hecho todo para su fichaje pero finalmente no se cerró. Tras esto siguió su carrera en Argentina y, Colón e Independiente de Ribadavia en Mendoza fueron sus otros equipos. Se rumorea que en Mendoza pidió como prima un coche y que cuando se lo dieron se volvió para Rosario y ya no regresó para seguir jugando en Independiente.

Poco después, Menotti, seleccionador argentino tras el Mundial del 74, que no dejó de seguirle nunca, llegó a convocarle para una concentración con la selección, a pesar de que nunca jugase en primera. Lo que ocurrió aunque sorprenda sigue siendo un misterio. Finalmente, el Trinche no asistió y se rumorea que fue por irse de pesca. 

En 1986, se retiró de forma definitiva a los 37 años. Y reitera que para él, jugar en Central Córdoba es como si estuviese jugando en el Real Madrid, por ejemplo.
Un auténtico mito donde los haya.

David Castro para Adiante Galicia.

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