– Xosé Manuel Lema –
La primera víctima de la banda terrorista ETA fue un vecino de Malpica de Bergantiños, el agente de la Guardia Civil de Tráfico, José Antonio Pardines Arcay. Esto sucedió en 1968. Durante muchos años la dura losa del olvido tapó injustamente este episodio histórico. Encima del frío mármol de la desgracia crecieron flores indignas de la desmemoria.
En 2018, llegaron los homenajes de recuerdo y la publicación del libro “Pardines. Cuando ETA empezó a matar”(Tecnos”) que ayudó a cambiar las cosas.
Uno de los coordinadores de aquel libro así lo confirma:”Pardines estaba totalmente olvidado. Era un gran desconocido. En cambio la figura de su asesino Txabi Etxebarrieta si es bastante conocida. Con el libro en 2018, la situación cambió algo y la serie (“La línea Invisible”) va a ser un punto de inflexión para dar a conocer a la víctima”.
Gaizka Fernández Soldevilla se refiere a la mini-serie dirigida por Mariano Barroso y en emisión en la plataforma Movistar:”La television es una herramienta formidable y maravillosa y llega a millones de personas. Puede servir para dar a conocer la figura de Pardines a millones de personas”.
La pequeña pantalla será sin duda un recurso útil para reparar una marginación de décadas:”Nunca se han dejado de hacer homenajes al asesino, en cambio a José Antonio Pardines no se le ha hecho nada hasta el 2018. Es un contraste bastante triste, que la primera víctima de ETA haya estado olvidada por las instituciones y por la sociedad y el primer asesino de ETA siga glorificado y presentado como un héroe”.El historiador nacido en Baracaldo corrobora que en la serie “los hechos importantes están bien documentados”. El mismo prestó asesoramiento.
Xoán Fórneas interpreta a José Antonio Pardines
Durante años, Fernández Soldevilla, trabajó intensamente en este suceso, para aclarar dudas y apartar mitos:”Pardines fue asesinado a traición. Sabemos que para el coche de estos dos chicos. Les pide los papeles. Mira el número de bastidor y dice en voz alta: Estos números no coinciden.Y le disparan sin previo aviso. Deciden matarle. No tenía ningún plan ni ninguna intención. Es una muerte totalmente absurda y evitable y deja ver la voluntad de los etarras de matar”.
Porque Pardines murió por “pura casualidad”. Por haberse cruzado en el camino de dos terroristas. Porque resultó asesinado sin piedad. “Alrededor del asesinato había bastantes mitos y errores. La clave estaba en Ferrol, en el sumario”.
Se refutó la versión inicial de que solamente Txabi Etxebarrieta había disparado. También lo hizo Iñaki Sarasketa:”Pardines tenía cinco heridas de bala. Tres casquillos eran de la pistola de Txabi Etxebarrieta y dos de la de Sarasketa”.
Otro error interesado que se subsanó:”La pistola (marca Astra de 1943 ) de Etxebarrieta no era de un Gudari. Era una pistola encargada por la Alemania nazi”.Como reitera Gaizka , el malpicán Pardines Arcay tuvo “la malísima suerte de parar un coche de dos terroristas que deciden matarle”. Ni más ni menos.
A José Antonio Pardines, hijo de un guardia civil y una “redeira”, le gustaban las motos y por eso se integró en la agrupación de Tráfico. Le gustaba jugar al fútbol y “era una persona muy humilde”. Estaba destinado en San Sebastián y aunque había pedido el traslado a Galicia se volvió atrás, al conocer a una chica en tierras vascas.
Sin duda, el compromiso y el esfuerzo de personas como Gaizka Fernández han sido el antídoto al olvido. Artículos, libros, series. Todo ayuda en la noble misión de la divulgación. Y más en casos como el de Pardines.
También han sido excelentes herramientas libros como “Patria” de Fernando Aramburu. Para Fernández es “una obra magnífica que ha sido un revulsivo para la sociedad vasca y española y que refleja muy bien una época determinada”.Señala además que la novela de Aramburu “en los últimos años es el elemento que más nos ha ayudado a conocer la historia del terrorismo. Es una novela maravillosa”.
Al reescuchar la entrevista con Gaizka Fernández Soldevilla, para intentar reflejar sus declaraciones en este artículo, me invadió una agradable sensación de haber aportado un grano de arena en esta tarea de dignificar la memoria de Pardines. Y por ello, quiero concluir con un enorme agradecimiento a una de esas grandes personas que uno se encuentra en el camino, el periodista Gorka Angulo. Sin la ayuda de Gorka todo habría sido mucho más difícil (tanto para este como para otros muchos artículos).