Hace siete años que se detuvieron las campañas de investigación en el entorno de Brandomil, Zas, un lugar de gran valor estratégico y como centro minero en época romana, una colonia latina que pudo acabar sus días tras una incursión bárbara a principios del siglo V.
Rafael Lema Mouzo
El lugar todavía oculta buena parte de su historia, fundamental para conocer el grado de romanización de la costa coruñesa.El informe de las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en la parroquia de Brandomil, en Zas, demostró que la comarca cuenta con uno de los grandes asentamientos romanos de Galicia. El mundo romano en la antigua provincia galaica no es muy conocido salvo la presencia en las grandes ciudades, como Lugo o Braga. Según el arqueólogo Juan Naveiro López, responsable de aquellos ya lejanos y últimos trabajos en la zona Brandomil, sería similar a los asentamientos de Brigantium e Iria Flavia, ambos en el actual occidente coruñés y unidos por rutas marinas y terrestres. Pese a que el informe no fue publicado, hace unos años tuvimos acceso a parte del mismo. El reciente análisis toponímico de algunas estelas ahora acaba de certificar la importancia del enclave como lugar de romanización y centro administrativo, cuya historia se resguardó en la leyenda local y bajo las fincas. En esta colonia, mansio o aglomerado suburbano, nació un importante asentamiento de funcionarios y mineros a la orilla del Xallas, con funcionarios en el cursus publicus, siendo un importante paso fluvial con su puente medieval y los restos de una calzada en Trapeso.
Los investigadores definen este lugar como «el núcleo urbano más occidental del área lucense. Sin duda, desde aquí se conectaba con todos los asentamientos costeros del finisterre galaico». Naveiro dirigió la intervención arqueológica (catas, sondeos, excavaciones) durante meses en 2008, encontrando restos romanos que datan del siglo I al IV, pero también con elementos ya de época sueva. Una etapa posterior de la que hay abundante rastro en la toponimia de Xallas y Fisterra, o en la genética de la zona. La investigación arqueológica delimitó en unas 25 hectáreas la superficie del antiguo núcleo. Habían aparecido una enorme cantidad de material: monedas, cerámicas africanas de diversas épocas; joyas como un anillo de jaspe, vidrios decorados con hilos aplicados. Vestigios romanos en Trascastro (tégulas), Brandomil (capiteles, basas, fustes de columna, tégulas, mosaicos rojos de pavimento).
Pedra do Altar, Barrazán (inscripciones votivas y funerarias). Aparecieron dos monedas, un antoniano de plata de Volusiano, del siglo III; o un antoniano de bronce de Claudio II de la ceca de Roma del mismo siglo. En la estancia llamada Pedra do Altar como parte de una estructura mayor sin identificar, se encontró un anillo con animales fantásticos, restos de cerámica y terra sigilata de los siglos III-IV d. C. Según la campaña arqueológica 2006-08 «é unha poboación moi romanizada de procedencia foránea, a carón dun castro céltigo, en Socastro. Esta villa foi destruida por un incendio devastador» lo que nos apunta a un ataque durante las invasiones suevas.
En una entrevista de la época Naveiro anunciaba que la arquitectura también muestra estructuras constructivas relevantes, tanto domésticas (pavimentos, puertas, columnas) como públicas (columnata monumental, balneario), además de edificios de carácter religioso o funerario (templete con ara, placas y frontón de mausoleos), lo que sin duda aumenta la categoría de esta sede suburbana de relevancia para la explotación minera y la colonización de la zona del Xallas y Soneira, en tierra de los celtas nerios o supertamaricos, uno de los pocos pueblos marcadamente célticos de Galicia.
Los científicos consideran que en la antigua Brandomil pudieron estar establecidos miembros de la administración imperial, emigrantes de otras zonas, legionarios y oficiales de alas militares de protección de la colonia y del tránsito de las mercancías. Los trabajos en su mayor parte en terrenos privados descubrieron un antiguo camino, posible vía romana secundaria para la conexión con la zona costera. Algunos la ven como un tramo de la mítica «per loca marítima», para la mayoría apunta mas bien a una vía secundaria de ésta hacia la costa, con continuación medieval e incluso convertida en camino jacobeo hacia Muxía. El conocido puente medieval sería una demostración de como quedó integrada en el camino de Santiago a Fisterra. La vía pasa por el lugar conocido como Pedra do Altar, en donde los ancianos del lugar dicen que existe una población sumergida, leyenda tan extendida en la zona y la región. En la obra «Miliarios e outras inscricións viarias romanas do noroeste hispánico», de Antonio Rodríguez Colmenero y Santiago Ferrer Sierra se citan importantes aras analizadas en el lugar. Brandomil se indica como «unha mansio, un lugar de parada en el stadia CLXXX de la vía romana XX per loca maritima». Pero como indicamos antes, parece tratarse mas bien de un ramal secundario de esta vía de recorrido mas interior, por Santa Comba y Carballo.
Se localizaron en la última acción siete aras y un miliario, que se unen a las ya conocidas. También numerosos elementos arquitectónicos anepígrafos, como bases de columnas, capiteles, piedras talladas en una amplia extensión, con piezas en espacios públicos o en jardines de chalets del entorno urbano.
Entre las aras halladas en Brandomil destaca la presencia de dos nombres desconocidos en la zona como Fabricius Saturninus y Agaton. Este último es un nombre griego, como Dentonius o Daduchus, que hablan de ciudadanos encontrados en Brandomil, y apuntan a la presencia de libertos de origen griego, bastante frecuentes en Galicia, gente que accedería a la ciudadanía como funcionarios, mineros, militares. Hay personajes de élites locales con un alto grado de romanización. Nombres de los primeros xalleiros como Domitia Pusinca, Fabricius Saturninus, Marcus, Materna, Maximo, Vegetanius Fuscus, Verecundus.
También denominaciones de las nuevas creencias romanas que en parte sustituyen o fagotizan a las nativas de tradición celta o lusogalaica, como Roma, Minerva, Lares Viales, Diana Venatrix, Manes, Fortuna. Conocida es la estela de «Cosus Marte Marcvs». Un exvoto dedicado a un dios guerrero nativo, Coso, que se vincula al recién llegado Marte. Citado en un trabajo del Instituto Padre Sarmiento de 1944 aparece el onomástico Valerius Daduchus. Daduchus es un sobrenombre de oficio, un sacerdote que llevaba el facho en las ceremonias de Ceres Eleusina. Probablemente estemos ante uno de los primeros sacerdotes de la zona historiados y la documentación de un culto a la Nai Terra, incorporado a Demeter y Ceres.