Dentro del mundo de las leyendas podíamos hablar de un subgénero, las historias de xalleiros, de arrieiros y caminantes. Xalleiro famoso fue Pepe, el criado de la casa Pondal de Ponteceso. En la época dorada el 60% de los vecinos de la Terra do Xallas se dedicaban al acarreo de mercancías en mulas.
Intervención de Rafael Lema en Radio Xallas
El valle de Brantuas es terreno abonado a las apariciones y guarda viejas memorias de cuando los xalleiros (arrieros) de Santa Comba venían con sus reatas de mulas a estos pagos a buscar sal, arena, pescado o potes de Buño para llevar por todo el reino, y a Castilla o Portugal.
Nadie mejor que estos xalleiros, a los que tanto he tratado, para hablarnos de meigas y apariciones, pues muchas veces las encontraron en el camino.
Por eso los supervivientes del oficio saben cómo protegerse de las meigas nocturnas, expectantes en bosques y encrucijadas. Saben que no deben detenerse ante la visión, ni prestar atención a mujeres solas o en grupos de tres que ronden la noche. Famoso xalleiro retirado era el «lareteiro» criado de la casa Pondal.
Una vez vio salir A Rolda de la iglesia de Canduas. Eran solo luces rojas en formación, que pueden llevar a quien encuentren en el camino y una vez cautivo de su luz la sigue siempre. Para evitarlo, el xalleiro llevaba un pedazo de pan de broa y se puso a comer. Hay que entretenerse en algo, en una ocupación, para que pase de largo el cortejo. Entre las almas había un perro con un ruidoso cascabel.
La Santa Compaña
Efectivamente, a veces la Santa Compaña no forma una especie de entierro sino que solo vemos luces, y puede llevar un perro. Así me lo confirmaron otros testigos. Estas luces pueden andar solas y asustar a los caminantes. Suelen verse en el camino viejo entre Arou y Camelle, en Campolongo, en los molinos de Ponte do Porto y el rio Negro de Moraime. En el monte Pindo surge en el sendero a la cueva del tesoro de la Reina Lupa una mano abierta flotando en el aire, desprendiendo una luz intermitente. También hay rondas marinas, sus almas habitan islas, en las Sisargas o en Sálvora tienen su camino de mar.
Al padre del criado de los Pondal, mientras descansaba bajo un carballo a la caída de la noche, le ataron la recua de mulas las meigas; pero él las vio y con el «pao da moca» anduvo a vareadas con las tres, de tal forma que le imploraban perdón. No lo volvieron a molestar. Era un viejo xalleiro cansado de andar caminos desde Santa Comba a todos los rincones del reino.
El bardo Pondal nos dejó escrito en el siglo XIX que donde el río hace un recodo se ubica el Pozo da Xerpa (serpiente). Allí se esconde un encanto, una sirena, mitad culebra mitad mujer, que fascina y ahoga a los que le miran a los ojos.
Una serpiente que se alimenta de «mazaricos», curiosas aves limícolas que pueblan una «xunqueira» que pertenecía a los antiguos monjes de Almerezo.
Pondal asimismo recogió en su día que cerca del islote de A Tiñosa se encuentra la cueva marina o furna de Cal Vaqueiro, residencia de una princesa moura encantada, que enseña al visitante una mesa de oro llena de brillantes y joyas. Bordeando los barrancos costeros crecen unos singulares rosales silvestres, ofrenda quizás de algún incauto que quiso desencantar a la princesa.