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sábado, marzo 23, 2024

Los “dedos del diablo” invaden los montes de la Costa da Morte

//Manuel Sambade//

El hongo Clathrus archeri, también conocido como dedos del diablo, tiene una etapa de huevo gelatinoso del que surge el cuerpo frutal, sus cuatro a ocho brazos rojizos, cada uno cubierto con un tejido oscuro y maloliente.

En los montes de la Costa da Morte se ha vuelto muy común la presencia de este organismo invasor de extraño aspecto y repulsiva apariencia. La misteriosa criatura, el Clathrus archeri, también conocido como “pulpo cuerno apestoso” o “dedos del diablo” puede parecerse mucho a un cefalópodo marino, pero en realidad es un hongo exótico caracterizado por largos tentáculos rojos y un olor rancio. Su mal olor tiene un propósito importante: atrae moscas que ayudan a dispersar las esporas del hongo, permitiendo que la especie se propague.

Su gleba verdosa despide un olor repelente, putrefacto, nauseabundo, sobre todo en la corta distancia, pero en este hedor radica su éxito para atraer a los insectos ávidos de carroña, que confunden tales perfumes con los que emiten los animales muertos. Además, para proseguir con el engaño, los insectos se sienten aún más atraídos por unos brazos que adoptan el color de la sangre, el aspecto de la carne podrida, casi hasta su propia textura.

Rápido dispersión y difícil erradicación 

Conforme se desplacen de un lugar a otro, los insectos actuarán como taxis para las esporas de Clathrus archeri, desprendiéndose de ellas poco a poco y extendiendo más y más los propágulos de esta especie. Si tenemos en cuenta que cada hongo puede ser visitado por cientos de insectos, potenciales vehículos de sus esporas, no debe extrañarnos que el éxito reproductivo sea, como delatan los montes de la comarca,  muy, pero que muy efectivo.

Los tentáculos del hongo son inicialmente blancos, y el hongo en sí mismo parece una mano humana. Finalmente, se convertirá en rojo rosado a medida que se convierte en un adulto y sus tentáculos se abren.

Invasor en la Guerra Mundial o camuflado en la lana australiana 

El Clathrus archeri arribó por primera vez a  Europa en 1914 durante la Primera Guerra Mundial adheridas sus esporas a los cuerpos de los caballos y a la indumentaria de los soldados procedentes de Australia. Otra hipótesis factible apunta a otra manera más sutil y semejante a un “Caballo de Troya” moderno, pues se baraja la opción de que las esporas del espeluznante hongo arribasen a las costas europeas camuflados entre el más inocente de los productos: la lana de las ovejas del hemisferio sur. Sea por una u otra parte, la realidad es que, como los amigos de la naturaleza y de la recolección o catalogación de setas pueden comprobar, los “dedos del diablo” y su repelente aspecto han venido para quedarse a imagen y semejanza de otro espécimen invasor australiano: el  eucalipto.  

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