//Manuel Sambade//
El 40% de las aldeas abandonadas de España se encuentran en Galicia, y en la Costa da Morte es posible adquirir una por el pírrico precio de 50.000 euros, equivalente a una plaza de garaje en Madrid o Barcelona.
¿Tiene 50.000 euros? ¿Quiere ser terrateniente? Cómprese una aldea en la Costa da Morte. ¿Quién dijo que la vivienda está por las nubes y que estamos en los albores de otra burbuja inmobiliaria? Nada de esto es cierto si, en vez de apostar por un piso de 45m2 en la ciudad uno prefiere vivir y disfrutar de la plácida quietud del campo y el mar de A Costa da Morte, como así están descubriendo británicos, holandeses o americanos. De hecho, personajes tan célebres como la actriz americana Gwyneth Palthrow recomienda en “Goop”, la web de las celebridades cinematográficas, la “original idea” de regalar un pueblo abandonado como regalo original de Navidades.
Slow life
Tonterías aparte de actrices a las cuales se les ha subido el estrellato a la cabeza, la realidad es que en España hay la nada despreciable cifra de 2.300 poblaciones abandonadas y, de ellas, más de la mitad se hallan repartidas entre la tierra hermana de Asturias y la propia Galicia, una Galicia que, por descontado, cuenta a la Costa da Morte como uno de sus terrenos más fecundos para hallar aldeas despobladas, y a buen precio, para aquellos que quieran volver a la “slow life” y huyen del mundanal ruido urbanita.
Oferta duplicada en 5 años
Webs especializadas en el sector, caso de “Galicianrustic.com” o “aldeasbandonadas.com” son algunas de las páginas centradas en la venta del patrimonio inmobiliario de una zona que, como la pescadilla que se muerde la cola, une a la falta de oportunidades laborales la emigración y la baja natalidad, en un círculo diabólico que deja numerosas zonas al albur de las inclemencias y del tiempo por falta de habitantes que quieran vivir en ellas.
Para todos los bolsillos
La oferta es de todo tipo, pudiendo ir desde los 52.000 euros que cuesta una aldea en venta en la Costa da Morte, compuesta por terreno y casas para restaurar íntegramente como negocio rural, vacaciones o vivienda familiar y sita “en entorno idílico, en una aldea de solo 3 vecinos, cerca de las mejores playas de Galicia”, como reza en la web anunciante.
Otras ofertas ya son para bolsillos más pudientes, y por 110.000 euros se puede adquirir un “conjunto de aldea con casa principal de dos plantas sin hacer, o para tres incluso, cada planta tiene unos 93 metros cuadrados”, después tiene un anexo de 40 metros cuadrados “que es donde se ubicaría un negocio según proyecto del actual propietario”, aunque el destino sería libre para el potencial adquirente.
Alternativos, jubilados y extranjeros
El perfil de los nuevos vecinos de la comarca suele ser el de personas con profesiones liberales: pintor, escritor o escultor, junto con jubilados y aquellos que ven en el campo una oportunidad de vivir del turismo. Por procedencia la mayoría suelen ser oriundos de Gran Bretaña que huyen de una vida que en las islas no tiene ni punto de comparación con la calidad que nuestra tierra oferta y que, además, disponen de un potencial económico que le posibilita adquirir aquí los que a sus ojos son “auténticos chollos”, como declara uno de esos nuevos vecinos de la comarca al puntualizar que por el coste de adquirir una vivienda en la zona de Fisterra “no hubiera podido pagarme ni un garaje en mi país”.
Dentro de esta nueva Babel de nacionalidades que conforman los recién llegados, tras los hijos de la Gran Bretaña se sitúan estadounidenses, holandeses, noruegos, brasileños o mejicanos. Eso sí, todos tienen algo en común: son los que adquieren las poblaciones abandonadas de mayor precio. Eso sí, algunas cosas no cambian: el de fuera compra más caro y mejor; el de aquí, se queda con los restos.
