7.3 C
Santa Comba
domingo, marzo 24, 2024

Carta abierta a Don Manuel Amigo y a la Asociación Costavales

Patricia Val Antelo//

Apreciado Manuel Amigo, y también apreciados miembros e integrantes de la Asociación Costavales:

En primer lugar, no sabe cuánto me ha alegrado leer su carta abierta. En tiempos en los que el dialogo, las explicaciones y la información parecen ser materiales raros y vedados, da gusto poder comprobar que sigue existiendo el ánimo de debatir y defender las iniciativas y las ideas, más cuando se hace con tanto esmero y educación como lo hizo Usted.

Permítame continuar aclarando algo que ya dije en la sesión plenaria del 30 de abril que fue la causante de este intercambio: las declaraciones que hice en ese foro relativas a los Costavales fueron expresadas a título personal, puesto que de forma oficial no discutimos ese asunto específico en el seno del PSOE de Santa Comba, partido al que actualmente pertenezco y represento. 

Dicho esto, me parece imperioso continuar destacando dos asuntos que me gustaría tratar de forma separada, si bien, como es obvio, se entrelazan entre sí. El primero de ellos se centra en la subvención nominativa solicitada por Ustedes y concedida por el Concello de Santa Comba. Sobre este tema, tanto yo como mis compañeros de bancada solicitamos información relativa a los motivos del retraso en el abono, y tanto en la comisión informativa pertinente como en el Pleno correspondiente (como creo se puede apreciar en la grabación) se nos contestó que era debido a una deficiencia en la documentación entregada por parte de la Asociación. Como creo que sugiere la lógica común, yo di por buena esa argumentación, por lo cual no contemplé llevar a cabo otras actuaciones vueltas a profundizar en la cuestión, pese a que en ningún momento se justificara eso con algún tipo de documentación (y permítame puntualizar que de la falta de documentación sobre los asuntos municipales ya hemos hecho una lamentable práctica común aceptada con resignación). Una vez que también se nos comunica que dichas deficiencias fueron subsanadas, no vimos motivo alguno para cuestionar que fueran abonadas las subvenciones nominativas precedentemente solicitadas y concedidas, y en consecuencia tanto mis compañeros como yo votamos a favor de la subsanación del procedimiento. Independientemente del sentido del voto, ligado estrictamente al hecho de pensar que corresponde cumplir con las obligaciones contraídas con las organizaciones municipales (al cumplir estas con los requisitos), a lo largo del pleno también pregunté cuál era la finalidad para la que vuestra organización utilizaba la subvención. Como también se podrá ver, se me contestó que, entre otras cosas, la Asociación Costavales organizaba  las Ferias de Primavera y Otoño. Una vez obtenida esta respuesta fui yo misma quien se disculpó en el acto por la posible tergiversación sobre la utilización de la subvención, expresando que si la Asociación Costavales era la encargada de llevar a cabo esa labor incluso la elección de otorgar una subvención nominativa para ese fin no me parecía mal. Pero, por si fuera necesario, y sin ningún problema al respecto, vuelvo a hacer enmienda en este acto (y, si lo consideran necesario, de cualquier otra forma que les parezca más conveniente y provechosa) y pido disculpas si con mi intervención, fruto de mi desconocimiento en ese momento, se diera a entender que la subvención nominativa estuviera destinada únicamente a la promoción de los Costavales como moneda local alternativa.

Ahora bien, llegada a este punto también me parece ineludible volver a formular mi opinión personal sobre la iniciativa de los Costavales, y en este sentido no me parece necesario formular unas disculpas, puesto que lo que dije responde exclusivamente a unos pensamientos propios, y no creo que por compartir un sentir alguien tenga que pedir perdón (siempre que lo haga con respeto, claro está, y créanme que yo lo hago con todo el respeto debido). Obviamente, y como no puede ser de otra manera, asumo que puedo estar equivocada, como también hago explícito que sí estoy de acuerdo con algunas de las cosas que Usted comenta en su carta abierta. Por esto, y para tratar de ser lo más clara posible, permítame una vez más avanzar por partes.

Dije, y vuelvo a decir, que la creación de una moneda “alternativa” no me parece un método efectivo para promocionar el comercio local de un municipio como el nuestro. Y para afirmar algo así los argumentos que puedo esgrimir son los que resultan de mi experiencia personal y de mi formación. Soy licenciada en Publicidad y Relaciones públicas, y llevo años dedicándome profesionalmente a este ámbito, lo que, algunas veces, se traduce en dedicar gran parte de mi tiempo a cuestiones que tienen bastante que ver con la promoción y la búsqueda de soluciones eficaces para empresas, personas, organizaciones e instituciones. Si algo me ha hecho aprender la práctica, y también, porque no decirlo, los errores, ha sido que un factor ineludible a tener en cuenta es el contexto. Santa Comba es un municipio disperso, eminentemente rural y con una población envejecida. Sobre todo esto último es lo que dificulta que la iniciativa pueda resultar todo lo beneficiosa que pretende ser. Las personas de edad avanzada tienen mayor dificultad en el manejo de monedas alternativas y sistemas digitales, y en nuestro municipio mucha de la carga de compra recae precisamente sobre este colectivo. Pero si fuera sólo esto aún no me parecería un obstáculo suficiente. Para mí, más allá de la resistencia de las personas (y coincidirá conmigo en que aquí en Santa Comba ese es un gran problema casi en todos los niveles y ámbitos), el verdadero problema es la propia naturaleza de las monedas alternativas. Me explico. Por lo general, este tipo de divisas complementarias funcionan muy bien cuando se pretende utilizar como moneda social, por lo tanto cuando hay escasez de capital circulante y sobre todo entre un tipo de consumidor cuyos recursos son escasos o se encuentran mermados. Estos son los supuestos que la convierten en un recurso indicado en situaciones de crisis (por eso muchas iniciativas pioneras en nuestro país funcionaron, pero muchas otras, la mitad según los datos, fracasaron), como la que comenta Usted en el pueblo de Vorgl en 1929. Pero discrepamos en pensar que esa situación se asemeja a la de nuestro municipio. Santa Comba tiene una renta per cápita media muy baja, alrededor de 16.000 Euros brutos anuales, similar a la de los municipios de su entorno. Pero en épocas de crisis la presión estimada sobre esa renta se resiente menos, en cuanto nuestra población destaca también, y en sentido opuesto, por los activos muebles e inmuebles de sus empadronados. Traduciendo todo esto en plata: ¿se puede considerar que la crisis financiera empezada en 2008 afectó especialmente a nuestro municipio? No, contrariamente a los padecimientos y problemáticas que sí han experimentado núcleos de población mayores y más urbanos. ¿Qué quiero decir con esto? Que la eficacia de monedas alternativas en este contexto es significativamente menor, tanto para la población como para las entidades comerciales (o sociales) que la promueven. 

Entiendo que esta es únicamente una vertiente teórica de la situación, por la que sólo con esto en la cabeza no me permitiría opinar sobre la ineficacia de los Costavales. Admito sin pudor que desconocía los datos que Usted facilita: 250 usuarios registrados y 32 entidades implicadas me parecen datos más que buenos. Aun así, todos percibimos que el comercio local en nuestro municipio va a menos, las tiendas cierran y el pueblo se está desertificando. Y eso porque más allá de esos números hay una cuestión primordial a tener en cuenta: la población mengua. La gente se va de este municipio. La juventud sobre todo. Si no es de forma definitiva, es de forma transitoria, y por trabajo, estudio u otras razones la gente pasa menos tiempo en territorio municipal y, consecuentemente, también consumen menos aquí, atraída por ofertas más variadas, atractivas y baratas que suelen encontrase en las grandes superficies comerciales. Siendo así, ¿con una demanda que mengua es posible mantener la oferta? La respuesta varía según la teoría económica que queramos abrazar. La cuestión es: ¿cómo ayudar a que el comercio local no muera? Bajo mi muy humilde y limitado punto de vista, la respuesta debe de ir encaminada a ofrecer el denominado valor añadido. La forma de lograrlo ya es un asunto peliagudo, y si yo tuviera la respuesta a eso créame que la compartiría muy gustosamente y trataría de ayudar. Puede que Ustedes pensaran que una posible respuesta actuada a esa pregunta fuera la creación de una moneda alternativa. Compréndame, y deseo que esto en particular quede claro, yo no les afeo la iniciativa (si de mis palabras pudieron Ustedes deducir eso sí que me disculpo por ello), pero sí que cuestiono el modo y la estrategia. Y no sólo por lo que dije en estos párrafos, sino porque vivo aquí, hago mis compras aquí y hablo con la gente de aquí. Y algunos de los establecimientos que sí abrazaron la iniciativa de los Costavales me han transmitido en reiteradas ocasiones que creen que no están sirviendo (y permítame aquí que suavice algunas expresiones). Pero sobre todo porque no logra implantarse entre la gente. Son muchas las personas con las que he discutido sobre el tema y las respuestas fueron de los más diversas, desde el no querer manejar una moneda que perciben que no les aporta nada, al no entender por qué deberían pagar con otra moneda si pueden hacerlo en Euros, pasando por el no saber o el no estar dispuestos a hacer el esfuerzo. Si esas fueran sólo las impresiones de los primeros meses, igual podría percibir que con algo de paciencia y promoción la cosa podría cambiar, pero ya pasaron años…

Y aquí me permito seguir robándole tiempo para introducir otra cuestión, una en la que tengo que darle la razón sin contemplaciones, y es la necesidad de colaboración e implicación. Me ha escuchado Usted decir en el Pleno que es necesario que sea la sociedad civil la que se ponga en marcha para revitalizar la vida de un municipio que depende en exceso de los recursos y actuaciones públicas y da la sensación de morirse poco a poco, y en su carta me comenta que me da la razón en ese punto. Es más, creo que con la actuación de su Asociación también dio ejemplo. Sin embargo también menciona en muchas ocasiones la necesidad de que el Concello se implique más en la promoción del comercio local. Como parece razonable, los factores Concello y sociedad civil tienen que estar interrelacionados, conectados y en constante conversación, no lo dudo. Por eso conviene tomar una postura humilde y seria en el asunto, y plantearse asumir errores y querer corregirlos, pero también tratar de fomentar algo de pensamiento crítico. En este sentido, me parece muy razonable su propuesta de crear un órgano municipal para la promoción del comercio local, así como también no me parecería mal, como concejala, cobrar parte de mis dietas en Costavales. Pero verá, hasta en asuntos en los que a priori estamos en la misma línea, creo que nuestros pensamientos y visiones van por tangentes diferentes. 

En lo primero, Usted habla reiteradamente de “promoción” del comercio local. Desconozco si Usted piensa que “promoción” tiene que equipararse a “inversión monetaria”, pero lamentablemente en nuestro ayuntamiento son muchas las personas que dan por buena, o incluso como única alternativa, esa ecuación. Desde el Concello se “promociona” (y utilizo yo aquí la palabra con esa equivalencia) el deporte, la cultura, el entretenimiento, y muchos sectores más, tanto que más del 80% de las iniciativas en esos ámbitos en nuestro municipio se actúan desde lo público con recursos públicos. Es más, Usted también menciona el apoyo del Concello en el ámbito de actuación del comercio local, tanto en lo tocante a lo económico directo (más de 13.000 Euros anuales) como en otras actuaciones como la cesión de locales (si a eso añadimos factores que a veces pueden pasarse por alto, como el pago de la luz y los costes que llegan por decreto por materiales promocionales de todo tipo, le aseguro que podría quedar bastante impactado por los costes reales). La cuestión es: si no lo hace el Concello, no lo hace nadie. Como ejemplo le pondré el más típico: en Santa Comba la Cabalgara de Reyes (quizás uno de los acontecimientos con más público y arraigo) es organizada íntegramente desde el Concello, con fondos y medios exclusivamente públicos, mientras que en otros municipios de nuestro entorno son distintas asociaciones las que se encargan de ese evento. ¿Qué le quiero decir con todo eso? Pues que la carga “promocional” con la que carga nuestro Concello a veces raya lo inaudito. Ojalá se pudiera hacer incluso más, pero los recursos son limitados, y cada corporación tiene que priorizar y gestionar de la manera más eficiente y eficaz posibles. ¿El comercio local es una prioridad? No le niego que para mí es una cuestión importante, pero antes estarían cuestiones de carácter social, asistencial y cultural que me parecen más prioritarios y transversales, puesto que atañen a un mayor número de vecinos o a colectivos especialmente vulnerables. Pero sí considero que debería de haber un órgano municipal que actuara en el ámbito del comercio y, sobre todo, de la problemática de los valores locales, sólo que bajo mi punto de vista no debería ser ni un promotor ni un simple gestor, sino un canal para el diálogo y la actuación. Para que nos entendamos, en ese ámbito desde el Concello por lo que se debería aportar es más bien por el capital intelectual que por el capital monetario. Y claro está, lo principal, todo esto debería funcionar independientemente de los partidos, o, mejor aún, con un gran acuerdo entre todos los partidos. Estoy segura que el día que entendamos esto último, nos irá un poquito mejor a todos. Para cerrar este apartado, y como le he dicho, también hay que asumir errores. Es cierto lo que dice sobre la necesidad que estas cuestiones se vean reflejadas en los programas electorales y políticos. En eso deberíamos de ser todos más claros y concretos. Espero que se pueda hacer enmienda y obrar mejor, tanto desde las formaciones políticas como desde el gobierno. En mi caso particular, desde luego que es obvio que me equivoqué en muchas cosas y que pude haber hecho más como Concejala para que los resultados fueran mejores. A estas alturas, no puedo más que asumirlo y pedir perdón por la parte que me toca.

Sobre lo segundo, o sea sus propuestas referidas a lo que el Concello puede hacer para la promoción del comercio local utilizando los Costavales, le tengo también que contestar por partes. Como ya le dije, como concejala, no me parecería mal que parte de las dietas por asistencia a los plenos o a las comisiones informativas fueran abonadas en Costavales. La idea de base que se encuentra detrás de esta propuesta me parece razonable: lo que se gana gracias al pueblo que sea reinvertido en el pueblo. Pero no estoy al tanto de si un ayuntamiento, como entidad jurídica, puede abonar prestaciones en una moneda distinta a la de curso legal. De todos modos, la mayoría de los concejales, de manera natural, ya consumimos en el pueblo. Que eso fuera visto como una imposición sería algo que, desde el punto de vista ético, también podría ser cuestionado, como también el hecho de que  implicaría favorecer únicamente ciertos comercios locales (puesto que no todos los comercios de Santa Comba forman parte del tejido de la Asociación), cosa que, a su vez, podría ser considerada, y eso sí que lo suscribo también, como un modo encubierto de prevaricación. Además, tratemos, como he dicho, de hacer un pequeño ejercicio de pensamiento crítico: ¿qué pasaría si todas las corporaciones locales tuvieran que actuar en base a las iniciativas que se desarrollan en su territorio? Si hay Costavales el Concello tiene que imponerlos como moneda interna en sus dependencias para fomentar el comercio local… ¿Y si el club ciclista nos dice que tenemos que desplazarnos todos los integrantes de la corporación y el personal municipal x horas a la semana en bicicleta renunciando al coche para promover el deporte? ¿O si los agricultores nos imponen la marca de leche que tememos que comprar? ¿Sería eso deseable? Puede que sí… ¿Sería eso practicable y correcto? Me parece que no. Es cierto que los políticos tenemos que dar ejemplo, pero ese ejemplo hay que ejercerlo desde la responsabilidad y la libertad. Algunas veces es necesario utilizar la obligación proactiva para poder alcanzar un fin concreto y deseado, pero también creo que hay cosas que no se deben imponer, por muy deseables que sean, porque tienen que salir de las personas. En el caso de los políticos, si al tejido social no le gusta lo que hacemos, pues que no nos vuelvan a votar nunca más.  

Casi todo lo que hacemos desde una corporación es visible, pero yo defiendo y defenderé siempre, desde el foro que sea, que tenemos que acostumbrarnos a medir menos en rendimientos económicos y sumar más en rendimientos sociales. Y este, apreciado señor Amigo, es mi resumen final. Le ruego que me disculpe por la inusual extensión de la carta, pero me parecía necesario poder contestarle en condiciones y con el mayor detalle posible, porque tanto el tema como el fondo de la cuestión merecían la inversión en espacio y contenido. Le agradezco a Usted y a su Asociación y a todos los que se han tomado la molestia de leer estas líneas tanto su tiempo como su atención. Creo que es un bien que este tipo de intercambios y discursos se puedan hacer de forma pública, más cuando la conversación se inicia de una manera tan educada y propositiva. Si en algo me equivoqué, os ruego una vez más que me disculpéis la torpeza, y quedo a vuestra disposición para cualquier aclaración o requerimiento que podáis solicitarme.

Atentamente,

Pódeche interesar

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí
Captcha verification failed!
La puntuación de usuario de captcha falló. ¡por favor contáctenos!
spot_img
spot_img
spot_img

Síguenos

7,820FansMe gusta
1,661SeguidoresSeguir
1,826SeguidoresSeguir
1,220SuscriptoresSuscribirte

Últimos artigos