Los aficionados al surf que suelen realizar sus prácticas en la playa de Nemiña en Muxía se asombraron esta semana al ver como ejemplares de tiburón nadaban en medio de sus tablas. Un ejemplar joven de medio metro de largo incluso varó en la playa, tras casi chocar con una de las tablas de los deportistas.
Rafael Lema
Eran ejemplares de tiburón azul, conocido como tintorera o quenlla, que nunca se habían visto tan cerca de la costa como este año. Los naturalistas indican que no se trata de animales agresivos pero alertan de su presencia en nuestras playas en estas fechas. Así se han detectado este verano cerca de la costa no solo quenllas sino otras especies, como el tiburón blanco o marrajo, tiburón peregrino, melgacho, y el cazón o musola.
Al principio la presencia de los tiburones fue hecha por barcos de pesca a escasa millas de la costa lo que ya era algo poco frecuente, pero en agosto se han prodigado hechos como el pasado en Nemiña, con tiburones que han sorprendido a bañistas o surfistas a escasos metros, y mayormente ejemplares jóvenes.
Desde el grupo ecologista PX de Ponte do Porto indican que los últimos avistamientos de tintoreras son de un ejemplar en la playa de Laxe, otro en Corme, uno en el puerto de Camariñas, y otro ejemplar entrando en la desembocadura del río Grande do Porto, que incluso pudo haber remontado el cauce hasta la playa de Xaviña. En la playa de Traba de Laxe se han avistado dos ejemplares un día y nueve en otra jornada.
Los avistamientos de tintoreras han sido frecuentes en la Costa da Morte este verano, sobre todo en agosto, siendo la comarca gallega en donde más citas han detectado los grupos ambientalistas cono CEMMA, dedicada al recuento de los mamíferos marinos. Así se han documentado avistamientos en Laxe, Corme, Muxía, Fisterra, Corcubión o Carnota.
Algunos de estos ejemplares son especies comerciales que la flota local suele capturar en caladeros alejados de la costa como O Canto o Praia Nova, por ello se trata de distintos tipos de tiburón presentes desde siempre en Galicia pero lo inusual es esta proximidad con la costa y su aprecio por nuestra comarca. Suelen seguir a los bancos de anchoa y sardina de las que se alimentan. Los cambios de la temperatura del mar son una de las causas apuntadas en estos sorprendentes nuevos hábitos de una especie que siempre lleva a pensar en truculentas escenas de película.
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