Con proyecto de Faustino Domínguez, fachada de Rodolfo Ucha y financiado en gran parte por Joaquín Jofre Maristany abrió sus puertas al público en 1892.
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Milagros Lara
El teatro municipal que lleva el nombre de su principal benefactor, Joaquín Jofre Maristany, celebra 125 años como epicentro de la vida cultural ferrolana. Pero su historia comienza mucho antes. Como tantos proyectos en la ciudad surgió de la iniciativa ciudadana. De la inquietud cultural de la burguesía ferrolana fue el empeño de construir un teatro en unos terrenos municipales contiguos al Arsenal y a la iglesia de San Julián, en pleno barrio de la Magdalena. Del tesón de un grupo liderado por Vicente Reguera Quiroga y Justo Gayoso, vinculado al Hospital de Caridad, da muestra su capacidad para recaudar el dinero estimado necesario para los comienzos, 100.000 pesetas, y lograr la cesión del solar por sus propietarios, el ministerio de Marina y el Ayuntamiento, hasta llegar a la inauguración oficial de las obras en 1872.
Fueron necesarios varios proyectos, la mano de media docena de arquitectos, algunos ingenieros, un sin fin de escenógrafos y resolver numerosos problemas técnicos y económicos hasta llegar a abrir las puertas del teatro al público el 19 de mayo de 1892. En el camino, varias interrupciones de las obras con polémicas protagonizadas por vecinos y accionistas de la promotora, y un sentimiento de frustración que recogía la prensa. “Cinco años hizo que se puso con toda solemnidad la primera piedra del nuevo coliseo: durante este largo periodo se abrieron los cimientos y se construyó el primer cuerpo es decir, poco más que nada. Con asombro vio después el público ferrolano la paralización de las obras” relataba el Diario de Ferrol sobre el Teatro.
Los problemas económicos habían paralizado las obras y la inyección de dinero municipal a cambio del solar del edificio contiguo no mejoraron la situación más que de forma puntual porque pronto el Ayuntamiento mostró su incapacidad para la aportación anual comprometida para poder terminar el teatro.
Así las cosas, la intervención del ferrolano retornado de Argentina, Joaquín Jofre, fue definitiva. Su compromiso de financiar las obras a cambio del terreno lindante con el teatro que había pasado a manos municipales y participar en la junta administrativa, dio un último impulso a la construcción del edificio. Pero no acabarían ahí los avatares del teatro que antes de su inauguración sufrió una nueva paralización de las obras. La crisis argentina de 1891 afectó a Joaquín Jofre en tal forma que hubo que recurrir a recursos aportados por el Hospital de Caridad y del contratista para conseguir terminar el teatro en los primeros meses de 1892, inaugurando el Jofre el 19 de mayo con la obra El alcalde de Zalamea por la compañía de Antonio Vico.
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El teatro más coqueto
Conserva la esencia de un teatro “a la italiana” a pesar del eclecticismo producto de las modificaciones realizadas a lo largo del tiempo. Las actuaciones durante el siglo veinte, entre las que se encuentran la fachada modernista de Rodolfo Ucha pero otras desafortunadas como la que suprimió palcos de platea y alteró la decoración, terminan con la rehabilitación de Rafael Baltar realizada entre 2001 y 2005.
Más de un siglo de zarzuela, teatro, ópera, ballet y hasta cine. Espectáculos de todo tipo pasaron por el teatro más coqueto de Galicia, en el que antes de la función los ferrolanos acostumbraban a tomar una taza de chocolate en el cercano Tupinamba. El centro de la vida cultural de la ciudad durante 125 años fue el Jofre. Ayer el teatro estuvo de aniversario. Que el espectáculo continúe.