El museo de memoria histórica acondicionado pero sin abrir a los vecinos y las promesas de un museo municipal o de un albergue de peregrinos reflejan el abandono en política cultural.
Milagros Lara
La carencia de un museo municipal en Ferrol es el mejor ejemplo del desinterés por el patrimonio y del fracaso de la gestión cultural en la ciudad. La eterna promesa de varios gobiernos locales que Rosa Méndez, concejala de Conservación de Patrimonio, hizo suya hace un año declarando la pretensión del ejecutivo de que la ciudad contase con un museo “sí ou sí” sigue siendo una promesa.
Los bienes patrimoniales continúan apilados en almacenes en el propio ayuntamiento, en dependencias del centro cultural Torrente Ballester y dispersos por distintos espacios de la ciudad. A falta de catálogo, se desconoce si están inventariados todos los bienes municipales, primer paso para poder concretar un proyecto de esta envergadura.
Mientras, los movimientos de ciudadanos pidiendo un museo para la ciudad se suceden desde hace años de forma individual o colectiva. Si en 2014 el Foro de Amigos de Ferrol FAF llamaba la atención sobre la inexistencia de un museo de la ciudad de Ferrol y reclamaba uno. Un par de años después se registraba una petición formal promovida por dos vecinos y apoyada por 17 entidades culturales ferrolanas demandando al gobierno local que impulsase su creación. Pero a pesar de la riqueza patrimonial y de las voces que piden la creación de un museo municipal, a día de hoy la inicial voluntad política manifestada por la concejala Méndez parece haberse diluido.
Proyectos culturales fallidos
Al margen de proyectos anteriores nunca hechos realidad como el conocido Museo Bello Piñeiro, no faltan muestras recientes de una política cultural errática. Como el Centro de Interpretación de la Memoria Histórica de la ciudad ubicado en los bajos de la cuesta de Mella, que anunciaba su apertura para principios de 2016. Concebido como un museo de memoria histórica, pese a las afirmaciones del gobierno de ser compatible con un centro de interpretación de la memoria, parecen solaparse y vaciarse de contenido tras la decisión plenaria de recuperar la antigua cárcel del castillo de San Felipe para convertirla en un centro de interpretación histórica. El Centro de la cuesta de Mella, perfectamente acondicionado y amueblado en sus casi 700 metros cuadrados, con una inversión de 119.810 euros, sigue cerrado para los ferrolanos.
Las promesas de crear un albergue de peregrinos para potenciar el Camino Inglés a Santiago de Compostela, la esperada apertura del museo de memoria histórica en la cuesta de Mella o la del museo municipal son tres ejemplos de proyectos fallidos.