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jueves, marzo 21, 2024

Las claves de la peatonalización en Ferrol

La peatonalización más allá de la apuesta urbanística propone un modelo de ciudad en el que el espacio público se impone al individual

Milagros Lara

Hay amantes y detractores de la peatonalización. Como los hay de los toros. Pero no se pueden negar los beneficios que conlleva al promover una mejor calidad medioambiental de la vida urbana. Las ciudades apuestan una tras otra por la peatonalización, restringiendo el uso de los vehículos privados en sus zonas centrales y haciendo de los ciudadanos los auténticos protagonistas.

Pontevedra, Oviedo, Santiago o Sevilla ya lo han hecho con resultados positivos. Fuera de España también lo hicieron Moscú, Nueva York, Berlín, París, México o Pekín entre otras. Ferrol tampoco es ajena a esta tendencia y se encuentra en pleno debate sobre la aplicación de las políticas de peatonalización.

Unos defienden con vehemencia la iniciativa mientras que otros, con idéntico apasionamiento, son reticentes. Pero donde están las mayores fricciones es en la forma de llevarla a cabo. El debate se centra más en la forma de articularla que en la total oposición. 

Las claves de la peatonalización en Ferrol

    El proyecto se resuelve en tres fases, de las que la primera contempla la intervención en el barrio de la Magdalena, es decir, en el perímetro delimitado por la plaza de Amboage y la de España. Son diez calles del centro histórico, que abarcan una superficie de 20 hectáreas.

    Se contemplan zonas cerradas al tráfico y otras semipeatonales. La circulación de vehículos se limita a las calles San Diego, Iglesia, Lugo y del Sol.

    Los residentes podrán acceder con vehículos para transportar personas, equipajes o compras y también a los garajes. 

    Del mismo modo podrá acceder al centro peatonal el transporte de personas con movilidad reducida, taxis, vehículos de emergencia, en determinados horarios, los vehículos de carga y descarga y también el transporte público circular.

    Existirá una zona verde, exclusiva para residentes, en las calles del Sol, Arce, Gravina, San Diego, Iglesia y Lugo y, parcialmente, en María y Magdalena.

    Se prevén aparcamientos disuasorios, convenios en parkings para los residentes y transporte público de acercamiento.

    La intervención será de una tacada, descartando hacerla de forma gradual.

    1’2 millones de euros es la cantidad que costará la peatonalización

¿Qué dicen los afectados?

A pesar de que parte de la zona centro de Ferrol es peatonal desde hace años, la propuesta de una intervención mucho más ambiciosa en la que se incluye la mayor parte de los espacios del centro histórico de Ferrol no ha sido bien acogida.

Al igual que sucedió en otras ciudades, al conocerse el proyecto se desató la polémica. Vecinos, comerciantes y hosteleros se movilizaron contra la iniciativa. Su principal preocupación era, en el caso de los residentes, el acceso a sus viviendas y en el de los pequeños empresarios, el impacto negativo que podría tener sobre sus negocios.

Estos colectivos hicieron frente común con taxistas y asociaciones de colegios censurando la falta de diálogo del gobierno local y reivindicando participar en la definición del plan peatonal. La oposición política representada por el Partido Popular se posicionó al lado de las reivindicaciones vecinales, añadiendo a ellas la necesidad de establecer un plan de movilidad previo al proceso y demandando alternativas viables de accesibilidad tanto en aparcamientos como en transporte público.

La discusión no es nueva. Los distintos puntos de vista entre la administración local y los distintos colectivos sociales guardan similitudes con lo ocurrido en otros lugares.

Las reticencias, una vez apaciguados los ánimos, se centran en el temor a que el cambio perjudique la vida cotidiana de la zona. Los problemas derivados de la limitación del acceso del tráfico rodado a las viviendas es la mayor preocupación de los residentes. Se trata en su mayor parte de población envejecida a la que le inquieta que se dificulten actividades imprescindibles en las que dependen de vehículos de familiares, del servicio de taxis o de ambulancias.

Por su parte los comerciantes y hosteleros, el sector más reacio a la peatonalización, demandan soluciones a los problemas que plantea la realización de actividades básicas en sus negocios como la carga y descarga de mercancía, la recogida de residuos o las alternativas a la inevitable supresión de aparcamientos. Añaden un temor razonable a que la actividad económica en la zona se vea perjudicada no solo por la peatonalización sino durante todo lo que dure el proceso hasta su finalización, recordando lo sucedido con las obras en la Plaza de España.

Así las cosas, el gobierno optó por convocar una serie de asambleas informativas con las que minimizar la oposición vecinal al tiempo que trata de ofrecer respuestas a las dudas planteadas por los colectivos afectados. También decide convocar un proceso participativo en el que los ciudadanos presenten sus propuestas.

En ambos casos las demandas se repiten. Se requiere que de forma previa al proceso se resuelva la reparación de calles y aceras, se mejoren los parkings municipales de Irmandiños y A Magdalena, se definan los convenios propuestos en relación al aparcamiento para residentes en los parkings de la plaza de España y del Cantón, se regule el estacionamiento en superficie y se creen  aparcamientos disuasorios. Sugieren también que el proceso de peatonalización sea gradual implantándose primero en una zona menor que aquella sobre la que se pretende intervenir. Finalmente, muestran su total oposición a la supresión del parking subterráneo de Armas que contempla el proyecto municipal.

 Mientras, la reformulación de los espacios para transformarlos en peatonales sigue su curso con la nueva Ordenanza Reguladora de Estacionamiento que entrará en vigor progresivamente coincidiendo con la peatonalización. Decidido a llevar a cabo el plan de transformación de la ciudad tal como lo ha planteado,  el gobierno local da otro paso con la convocatoria y posterior fallo del concurso relativo a la futura remodelación de la plaza de Armas, uno de los puntos en conflicto. 

Sin embargo, la futura peatonalización no podrá realizarse sin la aprobación de los presupuestos municipales que dependen para su aprobación del voto favorable de la mayoría de los miembros de la corporación. Así las cosas, con un gobierno en minoría, se requiere de todo el talante negociador de los implicados hasta alcanzar el consenso.

Los retos

    
La peatonalización del centro plantea un modelo de ciudad basado en las personas, en la que la recuperación de los espacios públicos trata de lograr una ciudad integradora. Partiendo de esa premisa el primer reto es alcanzar el mayor grado de consenso entre todos los agentes implicados para dar respuestas a todas las capas de la población y que el proyecto sea aceptado.

Imprescindible es también, al margen de la situación de minoría del gobierno municipal, el necesario el consenso con todas las fuerzas políticas, de tal forma que el modelo que se implante no se vea truncado en el futuro ni en ninguna de sus fases previstas.

Se trata de crear un centro de la ciudad más habitable, más humano, por lo que tampoco se debe olvidar el reto que supone potenciar el uso residencial y no solo terciario de la zonas peatonalizadas, ya que es una de las medidas que garantizará la revitalización del centro. Se debe evitar la huida de los residentes del barrio de A Magdalena por falta de confort, lo que provocaría la desertización de una zona en la que viven actualmente poco más de 5.000 personas. 

Favorecer la rehabilitación de los inmuebles, permitir la construcción de garajes o incentivar la instalación de ascensores evitará que la zona se abandone. Del mismo modo, se debe resolver de forma eficaz la comunicación entre el centro peatonalizado y el resto de los barrios para impedir que las zonas peatonalizadas se conviertan en una isla.    

Un modelo en el que prevalece lo colectivo sobre lo individual

El deseo de peatonalizar evidencia la transformación sufrida en el modelo urbanístico de ciudad pero también refleja un cambio en la filosofía que lo sustentó. Si en un momento dado se primó el criterio funcional con los vehículos inundándolo todo, hoy se apuesta por un modelo de desarrollo sostenible que lleva implícito la reducción del tráfico.

El espacio público, con la peatonalización, se convierte ahora en el eje sobre el que se estructura y ordena la ciudad. Pasa a ser el soporte de la estructura urbana y establece su dominio sobre el espacio privado. La peatonalización se configura pues como el elemento vertebrador de la movilidad en el espacio público de la ciudad. 

Sin discutir la bondad de los espacios peatonalizados que  favorecen mejoras en la calidad de vida urbana, fomentan la movilidad menos contaminante y proponen a la persona como centro de la ciudad, en este modelo de ciudad subyace la preeminencia de lo colectivo frente a lo individual. 

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