De las herramientas tecnológicas actuales, entre las que están la inteligencia artificial, la realidad virtual, la realidad aumentada y otras tantas, el Blockchain parece ser el más desconocido y cuya valoración es la más reduccionista. Y esto ocurre porque, tradicionalmente, se ha vinculado de forma muy exclusiva a las criptomonedas, que no han tenido siempre la mejor de las famas.
Pero esta visión no es del todo justa. Si bien es cierto que la cadena de bloques es el recurso digital que ha hecho posible dichas divisas digitales, su potencial es mucho más amplio y sus aplicaciones son realmente interesantes en diversos campos. Por supuesto, también en el empresarial. Y esto es algo que puede beneficiar a este tejido en Galicia.
Conociendo la cadena de bloques
Pero vayamos por partes. En primer lugar, ¿Qué es el Blockchain? A grandes rasgos, se trata de un registro digital, que almacena la información de forma descentralizada, compartida. Hasta aquí, tal vez no parezca algo demasiado impresionante. Pero la cuestión es que, cada vez que almacena una transacción u operación, lo hace en forma de bloque de datos con una gran cantidad de información asociada.
Estos bloques se conectan como cadenas y no pueden alterarse. Por tanto, además de encriptar la información, la convierten en inviolable. Y, también, al estar descentralizada, es menos vulnerable a los ataques cibernéticos. Por otra parte, su naturaleza digital de última generación la hace muy eficiente a la trazabilidad, al análisis y a las consultas. Y al trabajo en equipo, de forma que todos los implicados puedan actualizar los datos y crear un registro potente y completo.
Aplicaciones prácticas
Los ejemplos actuales son muy variados y van más allá de las criptomonedas o los NFT, que son los casos más conocidos. Por ejemplo, algunas empresas internacionales del iGaming están utilizando el Blockchain para analizar el impacto de los juegos de casino gratis en el conjunto de su actividad, mediante la trazabilidad de las transacciones. También determinadas aseguradoras internacionales están aplicando los contratos inteligentes, para un cobro más ágil de las indemnizaciones por parte de sus clientes.
Como podemos percibir, las ventajas de esta tecnología son patentes tanto en empresas que basan su actividad principal en el entorno online, como en aquellas que tienen un objeto más tradicional, pero que utilizan recursos digitales en algunos de sus procesos. Imaginemos el caso de una empresa gallega de logística de productos farmacéuticos. El transporte es su actividad, pero lo registros digitales son básicos para el seguimiento de su servicio.
En este caso, el Blockchain tendría una aplicación de gran valor para que dicho seguimiento fuese más eficiente y reducir las incidencias (o solucionarlas con mayor velocidad). Pero, si observamos aspectos más concretos, tendrían una mayor capacidad para retirar un lote que hubiese sido señalado como defectuoso. O para proteger los datos sensibles, como la identidad de los consumidores.
Pongamos otro ejemplo. El de una empresa dedicada a la agricultura en tierras gallegas y que haya realizado una importante inversión en aparatos digitales de medición y control para la producción. La cadena de bloques permite integrar los datos que provienen de varias fuentes con más eficacia y con una trazabilidad para el análisis de valores concretos (plagas, consumo energético, …). Y todo ello con la posibilidad de potenciarse con otras herramientas, como la IA.
Respecto de aquellas compañías centradas en el entorno online, las posibilidades son aún más amplias, evidentemente. Un caso paradigmático es el de la Web 3.0. Esta nueva generación de internet, más libre y descentralizada, se apoya principalmente en la cadena de bloques. Su consolidación dará más libertad a los pequeños creadores y las empresas independientes, lo que podría potenciar a las start-ups gallegas, que tendrían más opciones de participar en el mercado global.
Claro está que apenas hemos señalado algunas de las posibilidades. Existen muchas más. Y, como ocurre con la mayoría de estas herramientas, requieren creatividad y, por supuesto, formación. Este será uno de los grandes retos, ya que el empresario conoce su empresa y el mercado, pero no el potencial y la aplicación exacta del Blockchain en su organización. Este es un punto en el que los organismos públicos podrían llevar a cabo interesantes iniciativas que beneficiarían a todas las partes.