Juan Gómez de Lecube es un personaje sorprendente. Su biografía tiene todos los ingredientes para una película. El libro ya lo tenemos y está muy bien escrito por el periodista Oriol Jové.
La misión del espía Lecube
Lo detuvieron cuando viaja a Panamá, acusado de ser un espía que trabajaba para Alemania. Eso le provocó años de castigo y clandestinidad.
Nunca reconoció esa misión: “Siempre apeló a su inocencia y no en vano los británicos dijeron de él que había sido el prisionero de guerra más complicado que habían tenido en toda la Segunda Guerra Mundial” nos cuenta el autor.
Y eso que “lo sometieron a torturas psicológicas, físicas, lo fueron cambiando de campo de concentración, fue de uno al otro, hizo huelgas de hambre, incluso proyectó un plan de fuga”.
Nunca confesó y mantuvo versiones bastante razonables, que eran opuestas a los informes del MI5.
Con una capacidad de resistencia increíble, los servicios secretos ingleses tuvieron que ver unas cualidades fantásticas, porque lo investigaron y lo cazaron antes de realizar su primera misión, que no era un asunto menor.
Tenía una misión de espionaje en el Canal de Panamá. “La guerra también iba de eso, de poder anticiparse al enemigo y los británicos sabían que los alemanes habían reclutado a Juan Gómez de Lecube, sabían que iba hacia Panamá, sabían en qué barco estaba y lo detuvieron a medio camino”.
Entrevista a Oriol Jové en Radio Xallas- Desde minuto 62
Un futbolista captado por los nazis
El autor consultó expedientes y hemerotecas. No está documentado como se gestó la captación pero Jové tiene su propia hipótesis: “La Guerra Civil lo pilló en el Bando Nacional y se adapta al contexto y acaba siendo centurión de las milicias de la Falange en Las Palmas de Gran Canaria”.
Desarrolla labores de vigilancia marítima de los barcos y como los nazis estaban bien conectados con el franquismo vieron un “un buen perfil para poder llevar a cabo, pues una misión similar, pero a gran escala, al otro lado del mundo”.
Lo reclutaron y durante varios meses lo adiestraron para redactar informes en tinta invisible y realizar las tareas propias de inteligencia.
Lecube, la motocicleta humana
Su velocidad como extremo le llevó a recibir el apodo de “la motocicleta humana”. Lo corrobora el Oriol Jové: “Tenía la capacidad de cruzar el campo de una portería a la otra con tan solo 11 segundos. Estamos hablando de una velocidad inédita en aquel entonces”.
Jugó en la Real Sociedad, Gimnástica de Torrelavega, Celta de Vigo y Atlético de Madrid.
Si como futbolista tuvo un currículum interesante, como entrenador no llegó a destacar y se limitó a entrenar varios equipos de Segunda División, como el Lleida, o el Condal, pero trabajó con un modelo de juego novedoso en su tiempo “que luego el Barcelona con Pep Guardiola, con Johan Cruyff, la selección española con Del Bosque, pondrían en práctica”.
La personalidad de Gómez de Lecube
El autor de “Lecube. El futbolista de Hitler” habló del carácter del protagonista en una entrevista en Radio Xallas:
“Él había tenido una vida azarosa y complicada. En un contexto familiar bastante desfavorable. Era una persona, al margen de muy inteligente, muy severa, con un carácter muy duro y terco”.
También tenía conocimiento legales. Aguantar años de interrogatorios en cárceles tipo mazmorras sin desfallecer, es sinónimo de que estana hecho de otra pasta.
Ni habló con la soga al cuello ni en su posterior vida en España: “No habló de esto con nadie, él lo mantuvo en secreto y es algo que no se sabía”.
El gobierno sí que estaba al tanto. Llegó a solicitar la mediación de Franco para intentar que Inglaterra los indemnizara económicamente pero “no lo consigue porque el gobierno inglés se acaba lavando las manos”.
Gallego de nacimiento
Era gallego porque nació, casualmente, en Ribadeo. Pero aparte de esa circunstancia y la de haber jugado en año en el Real Club Celta de Vigo, no tiene más vínculo con nuestra tierra.
Estuvo en el Celta de 1927, que hizo una histórica gira por América del Sur.
Algún lector se preguntará que lo único que le falta a la biografía de Juan Gómez de Lecube para ser de cine. es el amor. Pues también hubo amor, y hasta una doble vida amorosa. Pero ya es otra historia, que también la cuenta Oriol Jové en su libro.