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sábado, septiembre 28, 2024

Consejos para candidat@s

Nueva entrega de «El candidato ganador: Cómo organizar campañas electorales para ganar unas elecciones (Marketing Político)«. Recuerda que por poco más de 5 euros puedes conseguir el ejemplar encuadernado en Tapa blanda desde Amazon. O a 2.99 euros en formato Kindle.

En el capítulo anterior- Los medios de comunicación

La improvisación controlada

Una campaña electoral trae consigo momentos de tensión e incluso reacciones espontáneas, por eso es fundamental una organización previa. Planificación. Aun así algunas veces habrá que improvisar.

Nuestros modelos son municipios e incluso pequeñas ciudades, por lo tanto optamos por tener un asesor-directo externo y usar los propios cuadros del partido. Los colaboradores enriquecen el sistema siempre que haya un correcto reparto de funciones.

Al recordarte quiero ponerte un nuevo ejemplo sobre lo que llamo “la improvisación controlada”. Nuestra orquesta política tiene un repertorio debidamente ensayado y ordenado. Pero si en el campo de la fiesta estamos ante un público joven, dejaremos los pasodobles a un lado y optaremos por las canciones más modernas.

Hemos reaccionado. Cambiamos el orden pero seguimos dentro de nuestro repertorio. Nos hemos adaptado a las condiciones del medio. Los aplausos de la orquesta vienen siendo nuestros votos. ¿Pero qué pasaría si solo tocásemos pasodobles o boleros? Con casi toda seguridad sería una verbena fantasma.

Muchas veces hay que decir lo que uno quiere oír, sin renunciar a nuestros principios.

Sin dinero no hay campaña

Sobre la financiación de las campañas podríamos escribir otro libro. Pero no toca hoy meternos en camisas de once varas. Está claro que las campañas electorales cuestan dinero. Si el soporte humano te sale gratis, te felicito por tu capacidad de gestión o la suerte que te acompaña. Pero todo lo demás tiene un coste.

Lo importante es que si tu vas emplear mil euros (esta es una cifra escrita al tun tun) en una campaña, debes de tener las partidas concretadas si no quieres hacer el ridículo.

Supongo que tus recursos serán habas contadas. Te aseguro que he visto hacer campañas muy efectivas con pocos recursos económicos y otras que resultaron muy costosas pero poco efectivas.

Hay que negociar la publicidad y repartir las inversiones en distintos soportes. Ten en cuenta el poder de internet y de las redes sociales. Evidentemente debes saber que soporte te interesa más para que tu mensaje no sea unidireccional. Si gastamos todo el dinero en poner una valla gigante en un campo de fútbol, quedará muy chula, pero que hacemos con toda la gente que no vaya a los partidos.

Si tenemos una parte para cuñas radiofónicas, y las contratamos todas en una emisora musical que se escucha mucho, pero escuchan preferentemente adolescentes de 14 o 16 años, será tirar el dinero por el retrete.

Hay que priorizar y diversificar para ganar unas elecciones. De poco vale contratar un spot televisivo, un faldón en un periódico, un banner en internet o una cuña radiofónica, si no pactas una entrevista o una determinada cobertura. Y tampoco será útil una propaganda que no está coordinada por su equipo. No aceptes nada sin revisar antes. Un mal anuncio, hecho a las prisas puede salirte muy caro para tu imagen, que al fin y al cabo es el producto que tenemos.

Mi opinión es que tengas casi todo planificado, y dejes un pequeño porcentaje para “extras” que puedan surgir. Y no dejes las contrataciones publicitarias en manos de cualquiera. Decide tú, pero después de escuchar al experto en la materia, que debe ser el director de campaña.

Como he escrito antes la sede del partido debe de convertirse en el cuartel general de la candidatura. Si no lo tienes, es conveniente que habilites un local para la campaña. Y allí centralizar toda la gestión y también la contabilidad.

Los chicos de los aplausos

He estado en actos entretenidos, con intervenciones fascinantes, donde apenas hubo aplausos. Normalmente a muchas personas les cuesta arrancar. Y un discurso sin aplausos es como pan sin sal. No estropee su éxito por no estar preparados.

Y la gente mide emocionalmente estas cosas. No le aplaudieron a Pepe López, pero en cambio el otro día Jonás Martínez tuvo que interrumpir varias veces su alocución. A lo mejor Pepe habló mejor que Jonás, pero el el efecto de los aplausos maquilló el tema.

Con un par de colaboradores será suficiente para dar calor al acto y anotarse un tanto a favor. Situamos a dos colaboradores en distintas posiciones. Cuando el orador pronuncie determinada frase o haga el gesto previsto, los “chicos de los aplausos” comenzarán a aplaudir. El auditorio se animará. Y tú también.

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