Este es el quinto artículo que publicamos, aunque en el libro la distribución es diferente. Recuerda que por poco más de 5 euros puedes conseguir el ejemplar encuadernado en Tapa blanda desde Amazon. O a 2.99 euros en formato Kindle.
Lo cierto es que los episodios publicados ha tenido una estupenda acogida. Quizás el la proximidad de las elecciones municipales del 28 de mayo de 2023, hayan ayudado. Vamos al grano!!!
El capítulo anterior
La caravana electoral y el reparto de tareas
Ya tenemos la estructura y la maquinaria que vinimos engrasando. Durante la campaña electoral cada persona debe tener atribuida su función. Trata con cariño a tu equipo y hazles saber que todos soy fundamentales desde el hombre que va con el cubo pegando carteles hasta el aspirante a concejal.
Haremos un equipo multidisciplinar que bajo la dirección del asesor (Director de campaña) se encargará del montaje de los actos públicos, reparto de publicidad, pegada de carteles, megafonía, ensobrado de papeletas, etc…
Ten en cuenta que la imaginación, el trabajo duro, la gestión de los tiempos, los recursos y la organización son la verdadera fuerza del candidato y de su equipo por encima de cualquier otra cosa.
El ejército de Pancho Villa
Las campañas electorales tienen mucho de estrategia militar. Y si las tropas no están organizadas, el fracaso estará más cerca. Articule un equipo con muchas hormigas y aparte las cigarras.
Reparte funciones con tus más directos colaboradores. No pongas al asesor o al número dos de tu candidatura a pegar carteles y dejes una nota de prensa o una visita interesante en manos de un colaborador eventual. Todos son importantes, pero cada músico con su instrumento.
Vamos con la orquesta. ¿Te imaginas al vocalista tocando una trompeta que nunca tuvo entre sus manos o al saxofonista interpretando el “My Way” si solo había cantado antes en la ducha? Si te lo imaginas, creo que todo lo que te llevo contado no tiene mucho sentido.
“Si no le gustan mis principios tengo otros”. No vamos a emular al simpático Groucho Marx, pero si llevas siempre un paraguas en el coche, no te sobra que tengas preparados ciertos mensajes en la nevera para reaccionar ante cualquier imprevisto.
Si vas a dar un mitin en una aldea donde el partido que representas lleva años prometiendo un puente y siguen sin él, debes de saber que te lo pueden preguntar. Sé precavido. Anticípate.
En todas las campañas hay situaciones de emergencia. Momentos de crispación entre compañeros o problemas que aparecen sin esperar. Preocúpate por ellos y resuelve, aunque en los temas menores deja responsabilidad de mando en las personas de tu confianza. Porque si tienes que atender a todo te volverás loco.
Lo que no se puede hacer es la vista gorda. Un colaborador que no cumple con su función. Un pueblo sin publicidad. Una discusión entre tu gente. Si ves que el barco hace aguas, convoca una reunión de urgencia con tu comité y toma decisiones. La maquinaria no puede dejar de funcionar. Ni permitirte el lujo que una persona frene su movimiento.
Un eslogan acertado
En unas elecciones municipales hay que construirse un eslogan apropiado. Los partidos lanzan los suyos, pero a mí nunca me suelen convencer, más que nada porque son excesivamente genéricos y van destinados tanto a los ayuntamientos en donde llevan años gobernando como en los que nunca lo han hecho. Por lo tanto, incluso puede ser contraproducente.
Siempre ha sido un tema que me ha interesado. Recuerdo con satisfacción, haber hecho dos por encargo. Uno en 2007, que curiosamente fue clavado al que meses después utilizó el candidato del Partido Popular, Mariano Rajoy Brey. Su lema era “Con Rajoy es posible”. En el que había diseñado yo, meses antes, el nombre de Rajoy era sustituido por el nombre de pila de una candidata a la alcaldía gallega de Vimianzo, Carmen Borbujo.
El otro eslogan se generó en 2011. Su destinatario, el candidato y luego alcalde de Santa Comba, Antonio Landeira. Pensé en el lema “Santa Comba quere, Landeira pode”. Hubo a quién no le convenció. Casualidades de la vida en 2012, el candidato socialista a la Xunta de Galicia eligió como lema de precampaña el “Galicia quere, Galicia pode”. En ambos casos supongo que fueron casualidades, y quizás antes alguna persona, eligió eslóganes similares en algún lugar del mundo, pero reconforta la coincidencia.
Hay que intentar buscar un eslogan que vaya con el candidato y con el momento. Maneja varias opciones. Que diga algo, que tenga fuerza y sea directo y fácil de pronunciar.
De puerta en puerta y te visito porque me toca
Te voy a ser sincero. Debería ser obligatorio que cada candidato recorriera al menos dos veces todos los domicilios de sus votantes. Al final todas las victorias y derrotas, se reducen a que te voten a ti o a otros. No te desanimes. Todo lo que hemos aplicado te dará (o ya te está dando) ventajas en tu lucha.
Pero es de obligado cumplimiento las visitas “casa por casa”. El llamado “canvassing” es definitivamente la forma de contacto más directo con tu posible votante. Pudieron ir a tú mitin, leer tu programa, seguirte a través de la radio o internet, pero deberías visitarlos. ¿Por qué quieres sus votos verdad?
Muchos candidatos no conocen todas las casas de su territorio e incluso les da pereza pensar en tener que recorrerlas todas. Me atrevería a decir, que en los municipios rurales, la mayoría de los candidatos no hacen un “canvassing” completo. Se equivocan a gran escala. O sea que no visitan a quien quiere que les vote y les conceda su confianza. Ni siquiera se lo plantean, y mandan emisarios con las papeletas. Algunos arrasan igual en los comicios, pero lo cortés no quita lo valiente.
Posiblemente con una moneda pueda vaciar una máquina tragaperras pero lo normal es que la máquina “limpie” su bolsillo si persevera en el juego. Considero que lo aconsejable es esforzarse en esta cuestión, Y mi consejo sería una primera visita al menos un año antes (dato orientativo) de las elecciones y otra en época electoral.
Es evidente que si eres el candidato de un municipio de 20.000 habitantes o de una ciudad, no tendrás tiempo físico para todo. Considero que es un asunto a priorizar, y es recomendable hacerlo aunque en ayuntamientos urbanos ya es una misión imposible. Pero seguiremos la máxima de que cuantas más visitas mejor.
Las personas que acompañan al candidato o que hacen visitas al margen (ojo, pero planificadas y registradas en la agenda, que ya dijimos que esto es un trabajo coordinado y no somos el ejército de Pancho Villa) tienen que ser la idóneas, por proximidad al electorado visitado y también dominar los mensajes básicos de la campaña.
Los repartos en ferias, fiestas, y otros eventos sociales también es un recurso aconsejable. Pero no debe suplantar al canvassing puro y duro. Y en ocasiones lo hace. Nos quedamos con la idea en el mundo rural y adaptamos lo posible en los núcleos urbanos.
Otras cuestiones importantes
Lo normal es que pertenezcas a un partido con su imagen corporativa. Si el partido aún está en pañales, hay que tomarse un tiempo extra y construir su identidad. Para ser serios, y que el elector vea que aunque sea un partido independiente o con poca implantación, está todo debidamente estructurado.
En este caso hay que tener en cuenta lo que se quiere transmitir, y buscar los consejos de gente especializada para que explote la idea que tienes en la cabeza. Si cuentas con un diseñador, publicista o alguien similar, puede resultar muy útil en esta tarea.
En el otro caso, tu partido te proveerá de logotipos, colores, tipografías y todo lo concerniente a su imagen corporativa. A la que debes de adaptar tus publicaciones e iniciativas.
Hay otras cuestiones que no son menores. Intenta llevar tu agenda con puntualidad. Quizás nadie te dirá nada, pero cuando un cargo político se retrasa, las críticas y murmullos se multiplican. Y sobre esto podría escribir un libro, tanto con candidatos como con representantes públicos. Todos tenemos ocupaciones y solemos llevar reloj, así que respeta a tus vecinos y no te saltes el guion.
Tampoco se trata de llegar antes a los sitios. Hay quien llega a propósito con cinco o diez minutos de retraso. Está dentro de lo correcto. Lo de aterrizar antes en los sitios no es un chiste. En 1994, hacía mis primeras crónicas para una emisora de radio y me mandaron cubrir una visita del expresidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga Iribarne, que siempre hizo gala de una “puntualidad británica”.
Cuando estacioné mi coche en las inmediaciones de la lonja de aquel pueblo de pescadores, me di cuenta que Fraga ya venía de vuelta y finalizara su recorrido. Faltaban cinco minutos para la hora fijada y me había quedado sin sus declaraciones. Menos mal que seguí a la comitiva hasta su próxima parada, a unos quince quilómetros del punto inicial y pude hacer el trabajo. Esta no es la norma, pero la lección que me enseñó este hecho es que nunca está de más acudir a las citas con unos diez minutos de antelación.