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martes, marzo 26, 2024

El oro negro de Hitler. Espías y volframio en Galicia

Luchas de espías y submarinos. La búsqueda del oro negro en tierras gallegas. Adiante Galicia recoge y unifica dos reportajes publicados hace años por Rafael Lema en el Blog Crónicas Nerias «Titanes en los tiempos del wolfram» y «espías y wolfram»

Titanes en los tiempos del volframio

Mucho se ha hablado sobre los recursos mineros puestos a disposición de la Alemania nazi por Franco, como las famosas minas de Varilongo en Santa Comba, pero tras la caída del nazismo, ingenieros, maquinaria, camiones y barcos nazis sirvieron a los intereses comerciales gallegos y lucraron a conocidos personajes de la región. Puertos como el de Balarés en Ponteceso se convirtieron en lugares ocultos de flujo de envíos de wolfram, aunque Vigo y Villagarcía eran los principales receptores del mineral de la zona.

La colaboración con científicos y geólogos nazis continuó durante la postguerra. Muchos se quedaron trabajando para empresas privadas o la administración en obras civiles o mineras. La explotación de las minas y creación de centros de investigación como el Instituto Geológico de Laxe, nacido al amparo de las minas de caolín y del impulso de Isidro Parga Pondal, se nutrieron de estas experiencias y estudios, de la colaboración y comercio con la Alemania nazi. La explotación de caolines, titanio y otros minerales en el entorno de Bergantiños contaron con colaboradores alemanes, huidos tras el hundimiento de Hitler.

El puerto de Balarés, centro de envío de la mayor parte del titanio producido en España desde la República, fue utilizado en plena guerra mundial para el transporte de wolfram para Alemania. Canteros de Ponteceso que trabajaron en la construcción del puerto confirman que el ingeniero encargado de la obra era alemán, y que camiones y encargados alemanes supervisaban el transporte y comercio de este mineral estratégico. Incluso algunos de los barcos usados para el transporte de mineral de las compañías como Titania SA o Caolines de Laxe, muy activas durante la postguerra en Laxe, Coristanco y Ponteceso, y que suministraban la mayor parte del titanio y caolín nacional (podían cubrir las necesidades de España), habían sido lanchas de desembarco dejadas por los nazis.

Este es un dato recientemente conocido de mi última investigación. Serían del tipo Sturmboot 42, de las que se llegaron a botar más de 200 e incluso en 1948, la Armada israelí dispuso de tres. Se convirtieron en barcos de cabotaje como el Balarés, Titania o Kaolín, bien conocidos en la ría de Corme. El peso de esta lancha era de 9,5 ton. y su capacidad de transporte de 3 ton. o 40 hombres con chalecos salvavidas y totalmente equipados. Esta lancha fue inicialmente artillada con un montaje doble de MG 151/15, pero a partir de 1944, fue mejor armada, instalándose un montaje triple de MG 151/15 y varias ametralladoras más pequeñas. Una de sus variantes era la Führungsboot 42 (Fühbo 42) o Lancha de Mando 42, aunque su traducción literal es Lancha de Paseo 42, la que disponía de camarotes y una central de comunicaciones, y que principalmente estuvo destinada a los Küstenjägers.

Titania S.A. fue una empresa minera gallega entre los años 1930 y los años 1960. La mina fue descubierta en 1935 por Isidro Parga Pondal, y en la empresa participaron los hermanos Fernández López, impulsores de Pescanova y Zeltia. La empresa se dedicó a la explotación del titanio en Balarés, en Ponteceso. En la playa de Balarés se construyó un puerto que aún hoy se puede ver, y que al agotarse la mina se utilizó para el contrabando de tabaco, azufre y wolframio. El titanio era el mineral que oficialmente se extraía de la arena de la playa desde la posguerra. El azufre lo traían a Balarés para tratarlo, pero dejaron de hacerlo porque a muchos trabajadores se les caía el pelo y les salían manchas en la piel. Con el wolfram o volframio se recrudeció el contrabando: llegaba a Balarés a escondidas, La de Balarés fue una explotación corta en el tiempo con un filón más pobre que el de las otras minas de la comarca, como la de caolín en Laxe o las de volframio de Monte Neme o Varilongo- Santa Comba. De esta última mina llegaban camiones de wolfram y los transportistas recuerdan la presencia de alemanes en Balarés y Varilongo, o dan cita de al menos dos cargas en barcos custodiadas por submarinos nazis en el citado puerto.

«La mayor parte del mineral de Balarés iba para el País Vasco, para Unquinosa, una empresa dirigida por alemanes», asegura Luís Giadás, historiador encargado de la documentación de Titania S.A en Balarés. Pero relacionado con esta empresa y con los alemanes del grupo Sofindus está el comercio del wolfram de las minas salmantinas e incluso portuguesas. Eran minas como la de Navafrías en la Sierra de Gata, en poder de los alemanes, o la portuguesa de Fundao, que suministraba a los ingleses. De la segunda partían toneladas de mineral de contrabando que en Navafrías se blanqueaban como producto nacional y se enviaban a Bilbao.En Galicia ya en la Primera Guerra Mundial los lazos comerciales y amistades entre alemanes y nativos habían quedado establecidos, también el estudio de la riqueza minera y las posibilidades de los puertos. Por ejemplo, el famoso matrimonio alemán de Georg y Vera Leisner, pionero en el estudio del megalitismo peninsular, trabajaban también de espías para su país.

El uso de nuestras rías y puertos por los submarinos nazis fue otro capítulo de esta historia. 35 u-bootes descansan en nuestras aguas, caídos en su lucha contra la aviación o las naves aliadas, combates en muchos casos dentro de nuestros límites. Para el abastecimiento de la flota submarina en nuestras aguas Alemania disponía de los petroleros Max Albrecht y Nord Atlantic. El segundo llegó tocado a la ría de Camariñas en donde se conoce como “o barco do gas”. También los Rudolf Albrecht, Antarktis, Emmi Friedich, Rekum y Charlotte Schliemann. En Camariñas, Traba de Laxe y Fisterra los duelos aéreos entre aviones dejaron las marcas de varios cazas aliados y alemanes en tierra, y numerosas anécdotas. Algunos de estos mercantes se usaban para el transporte de wolfram y en ocasiones eran escoltados por submarinos.

 

«Espías y Volframio»

Henry Guyatt Deusto, cónsul de Inglaterra en A Coruña, pasa cada mes por Santiago, camino de Vilagarcía, con una cámara fotográfica en ristre. Alexander Brendel, el principal agente de la Alemania nazi en Ferrol, un ingeniero que vivía en la calle Real, 151, y que hacía pagos a través de Banesto, y José Reboredo, consignatario de la North German Lloyd de Vigo, trabajan para los alemanes. En Vigo hay una amplia cobertura nazi, la red nazi de Walter Kutschmann, el carnicero de Riga, acusado de masacrar a dos mil judíos, y que vive allí hasta 1947 bajo el nombre falso de Pedro Ricardo Olmo. Vigo procesa el flujo marítimo, Ferrol es una base naval y Fisterra, un excelente observatorio. La exportación de wolframio a través de los 55 barcos que controla la poderosa empresa Sofindus decae en cuanto Alemania ocupa Francia. A partir de entonces, el mineral gallego recorre la ruta de hierro hasta llegar a Canfranc. 

Es conocida la poderosa emisora lucense nazi Elektra Sonne. También funcionaba una emisora militar alemana instalada en el petrolero Max Albrech, permanentemente anclado frente a la boya de la Graña donde los barcos iban a compensar agujas. También estaban fondeados el Nord Atlantic y el vapor italiano Edera, contra el que los servicios secretos frustraron un sabotaje en enero de 1943.

Carballo y Santiago se convertirán en centros de negocios del wolfram, y cuevas de espías. En la ciudad compostelana, la más cercana a las minas de Santa Comba, San Finx (Lousame) y O Fontao (Silleda) que dispone de sucursales bancarias, ejercerán su labor los espías de ambos bandos y se moverá el mercado negro. Los ingleses operan en éste desde el consulado coruñés sobre los recursos de la provincia. 

Hasta el mismo consulado llevan los contrabandistas el mineral. El Banco de La Coruña en Santiago , que no es otro que el Banco de Bilbao, en uno de sus informes (Archivo Histórico BBVA), dice que “todo el mineral comprado, especialmente el wólfram, es facturado a Barcelona con un sistema de pago por letras aceptadas a 90 días, avaladas por el Banco Alemán Trasatlántico”. El Pastor, que es dueño de las minas de San Finx, opera a través de Hijos de Olimpio Pérez. El empresario José Parga Moure, compra buena parte de la explotación de wolframio en Varilongo.

 Se dedicaba al negocio de coloniales, tenía depósitos de cerveza y las oficinas en As Barreiras. En 1940, un joven valenciano, Desiderio Alonso Negrete, llega a Santiago para montar un laboratorio que extrae y envasa el jugo de ternera en la calle de Cardenal Payá, y se embarca en la aventura de reflotar al hotel Compostela pagando sus deudas. Es el único inquilino del hotel Compostela, salvo cuando pernocta el cónsul inglés en La Coruña y un hombre de negocios alemán llamado Hans. Espías en Santiago. Otilia Ulbricht, la mujer del farmacéutico falangista de las Casas Reales, podía traducir los mensajes de estos “hombres de negocios”.

@Adiante Galicia

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