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viernes, marzo 29, 2024

El naufragio del HMS Serpent (Primera Parte)

Iniciamos un especial sobre el naufragio del HMS Serpent, con todos los detalles y en tres capítulos, con motivo de su 125 aniversario.

125 años del naufragio del Serpent – Rafael Lema

El barco histórico más celebre caído en nuestra costa fue el torpedero inglés HMS Serpent. Este crucero ligero de la Royal Navy naufragado en 1890 hizo correr ríos de tinta en la prensa inglesa y española, ataques furibundos a autoridades por la lamentable señalización marítima y falta de medios de salvamento en las costas gallegas, también truculentas historias infundadas. Atribución del naufragio a luces, desviación del compás por el hierro de los montes, mafias de naufragadores organizadas con el objetivo de robar dos presuntas arcas de oro para pagar tropas coloniales.

Incluso hasta hace una década se mantenía en los libros y censos que era un buque escuela, y no todo un moderno y bien artillado barco de guerra, un crucero con torpedos, antecedente de los destroyers. Se habló en principio en la prensa de 300 muertos, de cadáveres de tres mujeres. La única mujer enterrada en su necrópolis es una joven novicia del Trinacria (1893). Estas incorrecciones de la prensa londinense llegaron a España y se reprodujeron en los primeros días, pero algunos habían de tener un largo recorrido. Aunque la prensa española ya cita en aquellos días que es un crucero de guerra, durante el siglo XX siguió nombrándose como buque escuela entre nosotros. Feroces críticas de la prensa de la época tachaban el naufragio a defectos en la construcción y a averías en las maniobras, pero estas no fueron las causas del siniestro.

En las maniobras de septiembre de 1890 había sido remolcado por el Camperdown, pero para ahorrar carbón, no por la existencia de problemas. Las autoridades ratificaron el día 23 su buen comportamiento y le dan el visto bueno a su misión africana. En la prensa madrileña se indicaba que llevaba guardia marinas, por ello se atribuyó como buque escuela. Esta presencia confirmaba el elevado número de marineros a bordo. De hecho al ser su primera misión el crucero había incorporado marinos de otros buques de la armada. Del Cambridge, Indus, del barco-escuela torpedero Defiance. Pero el último grupo lo formaban 36 marinos del cuartel de la Marina Real de Keyham, lo que hacia bajar bastante la edad del rol. Los primeros cadáveres llegados a la costa eran ciertamente de marineros muy jóvenes, la mayor parte de la tripulación. Estos alumnos de una escuela naval también son citados en la prensa madrileña.

En principio debido al primer telegrama enviado desde Corcubión se cita al capitán F.J. Gondell al mando el día del siniestro, confusión con el nombre escrito en el cable, el del primer testigo del naufragio, el superviviente F. J. Gould, patrón de la lancha salvavidas. La prensa nacional tardaría en recoger datos precisos y algunos nombres llegaron confundidos a nuestro siglo. Su primer comandante fue Edward Needham. Desde el 28 de agosto de 1888, Harry Ross. La prensa inglesa achacaba el naufragio también al magnetismo de la costa gallega que desnortaba los aparatos de navegación. Un bulo recurrente y extendido sin base científica y que demostró de forma práctica el comandante del Lapwing en sus continuas entradas y salidas en nuestros puertos, derrotas de nuestras costas e incluso pasando varias veces por la zona del siniestro en cuestión, «y ni en un solo caso fueron afectadas las agujas en lo mas mínimo».

La prensa madrileña enseguida colocó el suceso en su primera página y empezó a lanzar los priemros rumores no verificados magnificando el accidente y atacando a las autoridades navales inglesas primero y a las españolas después. En el diario La Época del 13 de noviembre se daba la noticia del hundimiento del crucero de segunda clase de la Marina Real Inglesa Serpent, con 273 muertos y tres supervivientes. Se indica que la tripulación era de 156 hombres, pero según el periodista llevaba más rol «por venir dotado de algunas fuerzas de infantería de marina o por estar sirviendo en la escuela de marina de guerra». Se anotaba el siniestro el día 11 y que el 12 habían recibido en el Almirantazgo noticia de la pérdida.

En El Imparcial una crónica formada en A Coruña el día 13 a las 3,50 horas de la tarde por José Lombadero informa de la pérdida el día 11, según datos fiables, de 277 hombres y anota una fase que quedó como coletilla durante más de un siglo, «iban también a bordo del Serpent guardias marinas». Cita los nombres de los supevivientes, Burton, Gould y Castin; y que «dos de ellos probablemente fallezcan por sus graves heridas». También que los supervientes en su testimonio indicaron que «el Serpent a las nueve de la noche navegaba a toda máquina, creíase en mar libre, de repente dio un tremendo topetazo con los bajos de punta del Boy». Según el cronista había sufrido «hace pocos meses graves averías en Brest», refugiándose en esta ciudad francesa a reparar. Por ello el «capitán Gondell» había pedido reparaciones en el barco y no lo creia preparado aun para una misión.

Según el periodista en Inglaterra «acusan al primer lord del Almirantazgo por haber enviado en La Época más brava en el Cantábrico al Serpent». Y dice que en el día anterior (12) la Lloyd y el Almirantazgo habían reconocido la pérdida. Otra crónica en el mismo medio fechada en Ferrol el 13, unas horas después, y firmada por Dafonte, aporta nueva infomacion dada por la Capitanía General del departamento de Ferrol en la que ya se citan 175 tripulantes y tres supervivientes. Que el barco procedía de Brest y se dirigía a África, o que el capitán se llamaba Fredrich J. Gondell.

El Serpent iba en ruta a Sierra Leona, y era un nuevo modelo de barco de guerra, el crucero torpedero. Suficientemente grande para acompañar a la flota, con poderosa artillería, pero además económico y veloz. Un coloso sin rival en las estaciones coloniales africanas de destino.

En medio de su linea destacaba una enorme chimenea. Con buen rumbo, el capitán creyó pasar a diez millas del viejo faro de cabo Vilán, pero ni siquiera llegó a ver la luz del pobre faro del promontorio, ya que dio en los temibles bajos de Punta do Boi, uno de los mayores cementerios marinos gallegos. 172 muertos, entre ellos el noble capitán escocés Harry Ross, y solo tres supervivientes. Burton, Luxon y Gould. Las causas están escritas en los papeles del Almirantazgo: hubo desacuerdo e incertidumbre entre los oficiales sobre el rumbo a seguir. No se hicieron las correcciones precisas, con la cerrazón no se pudieron fijar marcas, tomar rumbos, y por último no se sondeó. Nada de luces extrañas ni mafias de raqueo. De hecho, en esas jornadas unos barcos se perdieron y otros entraron maltrechos en nuestros puertos. El comandante Galloway en la cañonera HMS Lapwing el día 11 describe el temporal que sufrieron y que acabó con el Serpent. Con la noche dobló las vigías, estuvo en cubierta permanentemente junto a sus oficiales y ordenó lanzar la sonda de alta mar cada hora, luego cada media hora, cada cuarto de hora hasta ser lanzada tan rápido como podía ser dispuesta, pues la escasa profundidad de la marca avisaba de la cercanía de la costa. Los vigías avistaron tierra a seis millas y se puso proa al mar abierto. Precauciones que no adoptó el capitán Ross. Galloway pudo ver la luz del Vilán y aportar a Vigo.

El HMS Serpent, el 24 de junio de 1890, a pesar de encontrarse en situación de reserva fue asignado para prestar servicio. Zarpó del puerto inglés de Plymouth el sábado 8 de noviembre de 1890. Su destino es bordear el cabo de Buena Esperanza y enlazar con la Estación de la Costa Oeste Africana en las islas de Madeira y Acra (Sierra Leona), al mando de los siguientes oficiales: Comandante Harry Leith Ross, un oficial veterano de la Marina Real a la que se unió en 1862. Había recibido el mando del Serpent en el verano de 1890. Primer Teniente Guy Alnwic John Greville, Teniente desde 1884 con varias acciones de guerra en su historial. Oficial de Derrota, Teniente Peter N. Richards, ascendido a teniente en 1886, sin experiencia de guerra. Sin embargo, conocía la costa gallega al haber formado parte de la escolta de Alfredo, duque de Edimburgo y segundo hijo de la Reina Victoria de Inglaterra. Fue el sexto de la serie Archer, siendo botado en 1887 y entregado en marzo de 1888, con un coste de 121.000 libras.

El barco estaba armado con tres mástiles y una alargada chimenea en el centro. Fue construido con la última tecnología en acero galvanizado. 68,58 metros de eslora, 10,97 m manga, 4,42 calado, y 1.770 toneladas. 2.500 hp, 17,5 nudos, 2 máquinas vapor doble expansión, 4 calderas, 2 hélices. 6 cañones de 151 mm, 8 de 3 libras, 5 tubos lanzatorpedos 350 mm. Los seis montajes de 6″ se apretujaban a bordo con ocho piezas de tiro rápido, dos ametralladoras, tres tubos lanzatorpedos (inicialmente se preveían 10), dos salas de calderas, otras dos de máquinas, 475 tn de carbón, 175 tripulantes.

El Serpent y el Racoon, construidos en un astillero diferente, tenían algo más de potencia (4.500 H.P.) que sus compañeros, a los que aventajaban en un nudo con una velocidad máxima de dieciocho, pero, a pesar de sus cuatro calderas, dos máquinas de vapor horizontales y dos ejes, toda la serie aparejaba de pailebote de tres palos. El Serpent participó al menos en tres maniobras de verano entre 1888 y 1890, pero, finalizadas lo pintaron de blanco para rebajar dos grados el calor en el rumbo tropical. Precisamente dispongo de fotos del barco en su botadura, de azul y rojo, y varias tomas de unos días antes de partir en su ultimo viaje, ya de blanco.

Juan Campos menciona que las pruebas del Serpent consistieron en no menos de diez fallos consecutivos de ejes, válvulas y hasta una tapa fláccida en el cilindro de alta de la máquina de babor, pero, superado el habitual rodaje, los buques de esta serie se demostraron fiables a pesar de su atípica concentración de potencia en un espacio muy reducido. En varias de las fotografías del Serpent se aprecian algunas de sus características. Además de dos de los tres tubos lanzatorpedos (uno en la roda y otro bajo el pescante de gata), resulta visible el montaje de 6″ (152 mm) de proa/babor, ubicación audaz para un buque medio.

@AdianteGalicia

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