El testimonio de la hija de uno de los marineros fallecidos, de Ponte do Porto, alimenta la historia del «Turquesa», un barco hundido en medio de incógnitas y misterios que a día de hoy aún siguen vigentes.
Rafael Lema
Escritor. Delegado de la Real Liga Naval en la Costa da Morte
Se entera por el periódico de la muerte de su padre
El Turquesa fue un algo mas que un bou coruñés perdido en plena guerra mundial, al parecer a causa de una mina en las costas de Cedeira. Detrás de este nombre hay un barco histórico que participó en algunos de los episodios mas relevantes del siglo XX europeo. En el Turquesa iba un marinero de Ponte do Porto, Francisco López Parga, uno de los dos cadáveres que se encontraron tras el hundimiento, según nos confirma su hija Carmen López Rojo, que sigue viviendo en la localidad porteña. Tiene el barco otras vinculaciones con la Costa da Morte.
Además se le relaciona con un puesto de suministro a submarinos alemanes en Corcubión, el llamado Punkt Gustav, en el argot de la red de espionaje nazi en Galicia. Carmen recuerda el día del suceso. Vivían entonces en A Coruña, cerca de la Casa de Socorro, en la plaza de San Pedro de Mezonzo, y esa fatídica jornada acompañaba a su madre que esperaba el coche de línea para ir a vender ropa a la feria. Entonces le informaron que en el periódico salía la noticia del hundimiento del Turquesa y la desaparición de toda la tripulación. «Cando lle leron la noticia á miña nai doulle un desmaio. Alí contaban que fora a causa dunha mina» indica esta vecina porteña. Los cadáveres de Francisco López y otro marinero aparecieron en una playa de Santa Marta de Ortigueira, y cuando la hija necesitó un parte de defunción de su padre años después pudo saber que «estaba enterrado nunha fosa común en Ortigueira». En la playa aparecieron brazos y piernas de marineros, pero el resto del rol nunca se encontró, debido a la brutal explosión. En total, 14 víctimas.
Secretismo total sobre las actividades bélicas
La muerte dejo a su madre desamparada, con dos hijas y un hijo. El trabajo del padre en el Turquesa había supuesto un alivio para la familia que vivía en un pequeño piso de alquiler y ahora quedaba sin el principal sustento en una época en la que el auxilio social y las ayudas a los hijos de náufragos eran escasos. «Quedoulle á miña nai unha paga de miseria que non lle daba para pagar a casa», indica ahora que rememora el siniestro. La emigración a América mas tarde fue la salida a la miseria. Para Carmen López fue una sorpresa pensar que el barco pudo ser objeto de un ataque bélico y no caer por un accidente. Entonces el secretismo era máximo, sobre todo en lo referente a las actividades bélicas, frecuentes de las naciones en litigio en nuestras costas, suficientemente acreditadas. Hoy Carmen recuerda el barco y a los compañeros de su padre, «porque cando pasabamos por alí dábannos unha tableta de chocolate e algo de peixe que a miña nai ía vender a praza».
El caso del Turquesa sigue siendo una incógnita. Es posible creer la versión oficial que apunta a que una mina fue la causa, en las inmediaciones de Cedeira. Sabemos de dos planes para minar las costas gallegas pero no exactamente si se llevaron completamente a cabo. Una de estas bombas no eliminada pudo causar la fatal explosión. El primer plan fue establecido por la marina republicana vasca en plena guerra civil, usando bous artillados para el bloqueo de los puertos cántabros, entre la frontera francesa y las costas gallegas, pero es difícil que tuvieran una acción efectiva mas allá de Avilés. Recientes documentos desclasificados demostraron los planes británicos en la 2GM para el minado de las rías gallegas. Muchas de las acciones de barcos de la Royal Navy y de la aviación aliada en nuestras aguas en el marco de la guerra mundial son hoy conocidas, por lo que no seria extraño que en el entorno de Ferrol se llegaran a colocar estos artefactos. Pero una serie de circunstancias hacen que, bien por una mina o por ataque artillero directo, la hipótesis mas clara del naufragio fuese la eliminación premeditada por parte de los aliados, al tratarse de un barco sospechoso de colaborar con los submarinos alemanes.
Reino Unido planificó el bloqueo naval de Galicia durante la II Guerra Mundial, sembrando de minas las islas Cíes y la entrada al golfo Ártabro para anular los puertos de Vigo y Ferrol, en sus planes contra el suministro a submarinos U-boot y al embarque de wolframio hacia Alemania. Los planes secretos del Almirantazgo y del servicio secreto británico (MI6) fueron desclasificados hace un año. Un documento del 20 de julio de 1940, Política Naval en caso de guerra contra España, es una instrucción del primer lord del Almirantazgo. Afirma: «Tan pronto como sea posible tras el estallido de la guerra, se llevarán a cabo operaciones contra Vigo, Cádiz y Ferrol». En otro apartado, se cita el bloqueo de los puertos sembrando minas magnéticas. En el caso de Vigo, se situarían en las bocas norte y sur de las islas Cíes, dejando la ría incomunicada.
En Ferrol, afectaría al golfo Ártabro, también al puerto de A Coruña. «En cuanto la oportunidad lo permita, se realizará, bajo órdenes del Almirantazgo, una ofensiva de sembrado de minas en los puertos del Noroeste de España…Un cargamento de minas magnéticas ha sido transportado a Gibraltar el comandante en jefe decidirá la política de despliegue de las minas» cita el dossier. Las armas fueron transportadas a Gibraltar. Buques minadores de la clase Abdiel se desplegarían en Cádiz y en los puertos de Vigo y Ferrol. En 1940, hay seis cargueros alemanes en Vigo, y el Almirantazgo ordena desplegar sus submarinos ante las islas Cíes. En diciembre de 1941, un documento secreto dice: «Existen evidencias de que varios U-boot han repostado en mercantes fondeados en la ría de Vigo». Posteriormente se trazaría un plan de desembarco en Galicia y de ataques navales y aéreos a nuestros puertos.
UN BARCO CON MUCHA HISTORIA
El Turquesa según los datos oficiales se hunde el primero de mayo de 1941 en punta Candelaria, Cedeira. El pecio está cerca de la costa, a cuatro metros de profundidad. Antonio Seoane en Santander, hijo de su antiguo armador del mismo nombre indicó la ubicación del pecio, y como su padre en su día había logrado retirar bastante material del pecio, como el ancla, que él conserva. Es un bou pesquero de vapor de 197 toneladas, construido en 1900 en Aberdeen, Escocia, y sirvió en 1915 de patrullero de la Primera Guerra Mundial dentro de la Royal Navy como Lune. En 1929 fue abanderado en España como Mamalina Nº 2; poco después lo adquiere la Compañía Carranza y lo rebautiza Turquesa, en 1932. En 1934 lleva armas de contrabando a Asturias, siendo detenido en una famosa operación de alijo, e incautado con todo su cargamento. Participa pues en la insurrección de Asturias, en este intento de llevar desde Santander armas a grupos de rebeldes anarquistas levantados contra la República. Es llevado el barco a Ferrol, tras la requisa, donde queda amarrado pendiente de trámites judiciales. Artillado y militarizado en Ferrol en 1936, como muchos otros bous, vigila nuestras costas en la pobre armada del bando nacional en la guerra civil, con la misión sobre todo de controlar la base naval. Desarmado en 1939 y subastado es rebautizado como Castillo Farnés, pero recupera el nombre Turquesa en 1941.
Propiedad de Antonio Seoane se usa como bou de pesca. Salía de A Coruña, con buen mar, un viernes santo, según recordaba su último dueño. En el siniestro en Cedeira murieron 14 marineros gallegos, todo el rol. Según los datos ingleses, el Lune fue construido en casco de acero por Duthie Montrose en Aberdeen, Escocia, para Palatine SF Co. Ltd, Grimsby, GY1143. El Lune era en 1914 de W W Crampin, Grimsby. Requisado en enero de 1915 y convertido en cañonero para la defensa de la costa, retorna a sus propietarios en 1919. Lo adquiere en 1920 Roulette Steam Drifter, Trawler & Fishing Co. Ltd, de North Shields. Más tarde lo adquiere la Sociedad Anónima Mamelina de San Sebastian y lo renombra Mamelina Nº2. En 1932 pasa a J. L. Carranza, de San Sebastian renombrado Turquesa.
El Turquesa se incluye por el agregado nazi de Ferrol el 27 de septiembre de 1940 en el listado de barcos habilitados en la Ettape Spanien, el plan de abastecimiento de las flotillas alemanas en España en la Segunda Guerra Mundial. Y su pérdida fue en el Punkt Anton, en Punta Candelaria, uno de los dos lugares conocidos de la red como avituallamientos de la Kriegsmarine, la armada de guerra alemana, y en donde desde octubre de 1940 actúa también otro barco de cabotaje gallego, el Landro, que igualmente sirvió en Corcubión, la base Punkt Gustav, llevando a bordo un médico coruñés de práctico. Su vida útil, número de tripulantes, fin e incluso su origen escocés guarda asombrosas similitudes con barcos de esta red pro-alemana como el Pacifico y Océano Atlántico. Los tres bous usados por la flota nacional.
