Alberto Núñez Feijóo cumple una década el frente del Partido Popular de Galicia, que vuelve a situarse en una encrucijada histórica. Hoy lo analizamos con el director de Adiante Galicia.
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Xosé Manuel Lema
Hace diez años que comenzó la lucha de Alberto Núñez Feijóo por evitar que el tren de la derecha gallega descarrilase, entre los bandazos que venía dando, en el epílogo de la carrera política de Manuel Fraga, con aquella complicada campaña electoral de 2005. Unos miles de votos evitaron que Fraga renovase la mayoría absoluta y abrieron la puerta al gobierno bipartito.
Feijóo empezó a patear los pueblos de Galicia. Las mismas rutas que le sirvieran a Fraga y a sus colaboradores para convertir al partido de la gaviota en una referencia y entre boinas, birretes y el calor del DOGA, construir un equipo invencible. Hasta que dejo de serlo.
Pero volvieron a soplar vientos de cambio. Con Alfonso Rueda Valenzuela en la sala de máquinas y el empuje de Alberto Núñez Feijóo, el tren recuperó su marcha. Los errores del bipartito también ayudaron.
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Recuerdo perfectamente aquella campaña electoral de 2009. Casi nadie daba un duro por la mayoría absoluta de Feijóo. Salvo una encuesta de ABC y los pronósticos de Galiciadiario que publicamos en un periódico mensual que entonces dirigía este humilde cronista, nadie daba esperanzas para la victoria épica que vendría después.
Pero Feijóo, Alfonso Rueda y los suyos lo consiguieron e hicieron historia. Hubo trabajo y renovación. Contacto con los paisanos en las aldeas y en las ciudades.
Diez años después el Partido Popular de Galicia se enfrenta a otro momento crucial. Es cierto que los escenarios cambian y también hay un examen de gestión que tendrá que hacer cada ciudadano.
Pero en términos estrictamente partidarios, da la impresión que a muchos dirigentes les queda demasiado lejos el año 2005 y también el 2009. Que olvidaron como se ganan los partidos. Y también como se pierden. Que hay que mirar atrás para no cometer los mismos errores pero también adaptarse al presente . Y la actividad de los partidos políticos es fundamental. Porque al final el éxito de las nuevas formaciones radica en la conexión con el pueblo y en adaptarse a las nuevas formas de comunicación.
Después de dos mayorías absolutas consecutivas y las dudas de si volverá a presentarse (yo apostaría a que Feijóo será candidato), Alberto Núñez Feijóo y el PPdeG deberán demostrar que más allá de los gestos y las operaciones cosméticas, saben bajar a la arena y estar más cerca de los paisanos. Porque los partidos políticos están condenados a renovarse o dejar paso, y de los recuerdos felices de tiempos pretéritos no se vive. Y lo que más se parece a los ciudadanos son los militantes, no los dirigentes. Y esos están en sus casas, en los bares, centros culturales, universidades, explotaciones lácteas, barcos de cerco o en las listas del paro. Están aquí abajo.
Ellos deben de inspirar la hoja de ruta de los políticos. Durante muchos años el PPdeG canalizó esa confianza. Y cuando el caudal se vaciaba, Alberto Núñez Feijóo supo salvar los muebles. Ahora el río conservador lleva un tiempo vaciándose. Algunos entendemos que sin Feijóo, el PP lo tendrá casi imposible, y con Feijóo bastante complicado.
Pero tienen dos opciones, o seguir así y que el tren se descarrile o reaccionar y movilizar al partido, que a día de hoy cuenta con la mayor estructura política y un posible candidato que aun genera una aceptable confianza.
Lo importante del partido está por jugarse. El PPdeG debe ponerse las pilas o entregarse con tranquilidad al fracaso y dejar que la marea siga subiendo. Al final el que decide y no se equivoca es el pueblo soberano.
Xosé Manuel Lema es director de Adiante Galicia y autor del libro “El candidato Ganador” Cómo organizar campañas electorales para ganar unas elecciones (Marketing Político) que se puede leer desde este enlace
